Miles de jóvenes partieron ayer desde el barrio porteño de Liniers en la vigésimo octava peregrinación juvenil a la basílica de Luján, bajo el lema "Madre, abrazanos fuerte. Queremos un pueblo de pie", para rogarle a la Virgen por la paz en el mundo, salud y trabajo para el pueblo argentino.
Jóvenes llegados de todo el país partieron desde la iglesia de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, para comenzar a recorrer los 70 kilómetros hacia la Basílica de Luján, aunque muchos otros iniciaron la marcha bastante más temprano.
El obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Jorge Lozano, pidió ayer a la Virgen de Luján por "todos los que no tienen trabajo y viven en la miseria, por los que esperan justicia y son pisoteados y humillados", al despedir a la imagen cabecera de la peregrinación juvenil a Luján que partió ayer al mediodía desde el santuario de San Cayetano.
"Que al peregrinar, María nos ayude y lleve las intenciones de todos los que vivimos en este país. Por los que no tienen trabajo y eso los entristece y los hace vivir en la miseria. Por los que esperan Justicia, no la encuentran, los versean, son pisoteados, humillados y se sienten decepcionados. Por los que tienen tristeza en el corazón. Por los enfermos que sufren en el cuerpo y la soledad en el espíritu", pidió monseñor Lozano.
El obispo auxiliar de Buenos Aires dijo que la peregrinación "no nos aquieta sino que nos moviliza en el diálogo y en la oración" y, al explicar el lema, indicó que los jóvenes vienen a pedirle a la Virgen que "nos abrace fuerte para que podamos sentir su protección y así estar de pie para buscar juntos, una salida para que la Patria esté mejor".
El lema de este año surgió de una lectura de las intenciones dejadas por los peregrinos en el 2001, bajo el primer puente antes de llegar a Luján. En esos pedidos, había un grito en común, expresado en un lenguaje sencillo, directo y muy confiado que pedía a la Virgen consuelo y esperanza.
La imagen cabecera, adornada con flores y banderas, la imagen de la Virgen llegará a Luján aproximadamente a las 7 de hoy para participar de la misa central que será presidida por el arzobispo de Buenos Aires, cardenal primado Jorge Mario Bergoglio.
Al partir, los peregrinos cumplieron con dos gestos: uno solidario que consistió en la donación de alimentos no perecederos que dejaron en San Cayetano o en sus propias parroquias, y el gesto de unidad nacional, expresado en banderas, gorros y camisetas con los colores celeste y blanco.
Celebraciones a cada hora
Durante toda la noche, se realizaron celebraciones eucarísticas a cada hora en Luján y bendiciones de objetos religiosos en el interior del santuario, de modo de corresponder las intenciones de los promesantes y de los peregrinos. Este año, la imagen de la Virgen abandonará su lugar en el camarín de la basílica y será colocada en el presbiterio de la nave central.
Este acontecimiento, que el año pasado convocó a más de un millón de personas, reunió a grupos de distintos puntos del país, de todas las edades y clase social, a los que los une una cuestión común: una larga caminata por la fe, en un momento delicado del país y el mundo, según coincidieron varios participantes.
La primera peregrinación juvenil a Luján se realizó en octubre de 1975, cuando un grupo de jóvenes decidió marchar hacia el santuario, dando inicio a lo que hoy constituye el acontecimiento de religiosidad popular más importante de nuestro país que convoca a millones de peregrinos. (Télam)