Año CXXXV
 Nº 49.620
Rosario,
jueves  03 de
octubre de 2002
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GARIBALDI Y CALLAO
Resistió un robo y ultimó al asaltante
Un garrafero confesó ante la policía haber disparado contra el asaltante que lo abordó en Villa Itatí la mañana de ayer

Un hombre de 42 años, con muchos antecedentes penales, fue asesinado de un balazo en la espalda por un repartidor de garrafas que resistió un intento de asalto en el corazón de Villa Itatí, en la zona sur de la ciudad. La policía detuvo en horas de la tarde al garrafero, quien habría confesado su participación en el hecho y entregó la pistola 9 milímetros con la que cometió el homicidio.
Gilberto Paulo Silvano recibió un disparo que le ingresó por la espalda y salió por el pecho, a la altura del corazón. Alcanzó a sobrevivir unos minutos hasta que una ambulancia del Sies lo recogió en Callao entre Garibaldi y Centeno, y lo llevó al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez. Allí, el hombre ingresó en estado desesperante y, a pesar de las maniobras de reanimación, falleció a los pocos minutos.
Voceros de la seccional 15ª, donde se investiga el caso, dijeron que el crimen ocurrió poco después de las 9 y no habría testigos que lo hayan presenciado. "Cuando llegamos al lugar encontramos al hombre herido y un silencio total en la villa, nadie quiso contar lo sucedido", comentó un oficial en referencia al pacto de silencio que suele regir entre vecinos cuando ocurren episodios de violencia.
El único dato concreto que se llevó la policía fue el relato de un hombre de avanzada edad, dueño de un pequeño comercio de la villa, que relató que minutos antes de producirse el crimen había atendido a su habitual proveedor de garrafas, un hombre de 35 años que posee una empresa distribuidora de garrafas en la zona sur de la ciudad.
El testigo remarcó que ya habían asaltado en un par de oportunidades al garrafero "y que nadie quería entrar a la villa a repartir mercaderías".
El comerciante contó que no vio nada, pero que escuchó un disparo de arma de fuego segundos después de que el comerciante, junto a un empleado, pasara por su local y dejara una garrafa. Tras ello apareció Silvano con un revólver calibre 38 en sus manos, los encañonó y les exigió el dinero. El repartidor entonces extrajo su propia arma para amedrentar al ladrón y éste gatilló su pistola en dos oportunidades, tras lo cual salió corriendo.
El garrafero no perdió tiempo. Disparó su revólver dos veces y uno de los proyectiles alcanzó a Silvano por la espalda. Sin embargo, el hombre alcanzó a a caminar unos metros hasta caer en el lugar donde fue recogido más tarde por una ambulancia.
Hoy, el confeso homicida -cuya identidad no trascendió- prestará declaración ante el juez de Instrucción en turno.


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