Dentro del mercado del gas residencial se registran cambios en las pautas de consumos de los usuarios. A partir de la devaluación se duplicaron los precios del gas envasado en tubos y garrafas y ello llevó a que muchas familias debieran rehacer sus cuentas de gastos. Algunos con cierto poder adquisitivo decidieron conectarse a la red de distribución de gas natural, mientras que en el otro extremo se dan casos de quienes suprimieron el consumo o bien recurrieron al uso de pequeñas garrafas ante la imposibilidad de asumir los mayores costos. Agentes del sector admiten que sus ventas cayeron un 50% desde comienzos de año. Al mismo tiempo, Litoral Gas reconoce una desaceleración del 15% en la tasa de crecimiento de sus clientes durante los primeros nueve meses de 2002, pero lo explica fundamentalmente por las menores inversiones efectuadas por la compañía.
Como si esto fuera poco, directivos de las firmas de gas envasado, un mercado dominado por las gigantes petroleras (Repsol-YPF, Shell o TotalGaz) y algunos jugadores locales como Hipergas, adelantaron que habrá un nuevo aumento en los próximos días, estimado en un 20%. Esto llevará las tarifas de garrafas y tubos a niveles similares a los de junio y julio, época en la que se registraron los máximos desde la salida de la convertibilidad y se corresponde con el período de mayor consumo.
Las empresas distribuidoras de tubos y garrafas apuntaron que numerosas familias, en particular las que se abastecen con tubos de 45 kilos y asociadas al grupo de mayor poder adquisitivo dentro del segmento de gas envasado, fueron quienes más analizaron el cambio de hábito y buscaron conectarse a la red. La demora en la renegociación de las tarifas sirvió como un aliciente.
En cambio, los sectores de menores recursos se vieron obligados a buscar una alternativa en los envases más pequeños. Entre las inequidades que generó la devaluación sin plan, está el hecho de que la población más empobrecida tenga que pagar más caro el gas que el resto del segmento residencial.
En diciembre una garrafa de 10 kilos costaba un promedio de ocho pesos, mientras que en los meses de junio y julio llegó a valer 17 pesos. A ese precio volvería a posicionarse en los próximos días si se verifica la suba anunciada.
Una garrafa de 10 kilos alcanza para cubrir un consumo muy racional de 20 ó 25 días para una familia tipo. En la actualidad, los precios estimativos son: garrafa de 10 kilos, 14 pesos; 15 kilos, 21 pesos; y el tubo de 45 kilos, 63 pesos.
Además de la suba de precios, los distribuidores se vieron perjudicados porque en el mercado algunos se vuelven "competitivos" a costa de una peor calidad del gas o la menor seguridad de los envases, lo cual alejó a quienes podían optar por la red.
Una diferencia histórica
Según el director de relaciones institucionales de Litoral Gas, Aníbal Paradiso, la relación de precios siempre favoreció históricamente al gas distribuido por red, a razón de uno a tres. Tras la devaluación y con el congelamiento de las tarifas de las empresas privatizadas, la diferencia se estiró hoy hasta seis o siete.
Aún así, Paradiso reveló que el aumento de usuarios durante el 2002 se desaceleró un 15%. Hasta fines de septiembre se suscribieron 11 mil nuevos clientes y las proyecciones para el 2002 suben hasta 16/18 mil, contra 20 mil del año pasado.
El ejecutivo explicó que el aumento de usuarios está asociado a la ampliación de las redes, pero que "toda esta situación de emergencia hizo que no hayamos realizado nuevas inversiones, por lo que el caudal de clientes no subió demasiado" en los últimos meses.
La compañía si registró un incremento en el período de mora en los pagos y también aumentaron los planes de refinanciación de facturas atrasadas.