| | Editorial Frutos de la solidaridad
| En el marco de esta angustiosa situación que les toca padecer a los argentinos, más que nunca se ha tornado necesaria la puesta en práctica de valores que en la última década -cuando la individualidad se planteó como el modelo excluyente- habían sufrido una postergación profunda. Y por fortuna existen sectores de la sociedad que así lo han entendido. Tal comprensión, plasmada en el fructífero terreno de los hechos, ha desembocado en la permanencia de fuentes de trabajo que, si no se hubiera realizado un esfuerzo especial por parte de los empleados, habrían desaparecido. El caso más ostensible es el del supermercado Tigre, que resucitó bajo la forma de una cooperativa y permitió así que un grupo de familias rosarinas respirara con alivio. Y en esa misma línea, si bien en una escala cuantitativamente menor, corresponde rescatar la noticia publicada por La Capital en su edición de la antevíspera: la reapertura de un bar en la Estación Terminal de Omnibus Mariano Moreno. La historia de los trabajadores de este emprendimiento gastronómico no es distinta de la de tantos otros en la Argentina de la recesión, la devaluación y la crisis: luego de un período de pronunciadas dificultades, el cierre del bar fue el inevitable corolario. Pero ellos no se rindieron. Con inclaudicable optimismo enfrentaron la coyuntura y tras una prolongada lucha hoy pueden, en principio, recuperar la tranquilidad que otorga un trabajo. Nadie les garantiza, por cierto, que el éxito vaya a coronar finalmente sus esfuerzos, pero en gran medida son dueños de su propio destino. Y ello no es poco, si se recuerda la magnitud del golpe que sufrió el país. La lección que deja esta historia puede ser aprovechada por muchas de las víctimas de este difícil presente. En primer término, sus protagonistas no se resignaron; y en segunda instancia, no confundieron la emergencia que atravesaban con una situación terminal. Sabían que estaban vivos, creyeron en sus propias fuerzas y lucharon con imaginación y valentía para emerger del atolladero. Los principales referentes de la Iglesia argentina mencionaron, poco tiempo atrás, la importancia que posee en este momento la revalorización de la cultura del trabajo. Esa idea madre, sumada a la crucial noción de solidaridad activa, es la que permitió que el bar de la Estación de Omnibus reabriera. Y aunque parezca poca cosa, no lo es: se trata de un poderoso ejemplo de cuál camino se debe seguir para encontrar la salida.
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