Timbúes. - Como todos los miércoles el padre Juan Diego Escobar Gaviria congregó a cientos de fieles frente a la iglesia Nuestra Señora del Carmen. La gente aguardó muchas horas para obtener un lugar para ingresar a la iglesia y asistir a su misa. Desde el mediodía de ayer y hasta las 17 unas 600 personas hicieron una larga cola para asistir a su último oficio en el pueblo, incluso llegaron creyentes de Santa Fe y Santo Tomé en varias trafic y cuatro colectivos.
Esa fue la forma de darle la despedida, porque en pocos días se irá de Timbúes hacia su nuevo destino: la ciudad de Pergamino. Muchos de los cuatro mil habitantes del pueblo ven con tristeza su alejamiento.
El sacerdote, de origen colombiano, llegó a esta localidad hace unos dos años y en muchos sentidos cambió costumbres y hábitos del lugar. Realizó miles de imposiciones de manos y su carisma hizo que la población comenzara a asistir en gran número a sus misas los sábados y domingos.
El sacerdote, además de estar al frente de la iglesia Nuestra Señora del Carmen, asiste las misas de Aldao y Andino, localidades que también expresaron su pena ante su alejamiento. Algunos medios se sorprendieron cuando advirtieron ayer a un gran número de fieles frente frente a la iglesia, pero vecinos de la localidad afirmaron que "esa cantidad es habitual todos los miércoles a la tarde, pero quizás haya habido un poco más de gente para despedirse del sacerdote".
Recto y carismático
El padre Juan Diego es un cura "recto, amante de la disciplina, una buena persona. Incorporó a la misa las luces de colores en vez de las tradicionales, tiene un gran carisma con la gente. Hace imposición de manos. Pese a que hay muchos fieles que aprobaron estos cambios otros lo rechazaron, parte de la ciudad no aceptó sus innovaciones", contó Gabriel Carlucci, del Club Atlético y Biblioteca Sarmiento.\La población piensa despedir al sacerdote con una cena el próximo sábado en el Club Timbuense, donde se prevé que asistirán unas 500 personas.