La enuresis nocturna es el control inadecuado de la emisión de orina a una edad en la cual ya debería estar establecido. Existe una tendencia entre los pacientes a creer que su causa es psicológica. Para el pediatra Daniel Leto, "en el 99% se debe a un retraso en la maduración del control del esfínter externo de la vejiga y sólo un 1% tiene que ver con problemas orgánicos (infecciones urinarias, malformaciones en los riñones, el uréter, la vejiga o la uretra)". Aunque también reconoce que la enuresis puede desencadenar problemas psicológicos relacionados con una baja en la autoestima. "El niño puede sentirse triste por no querer ir a un campamento con los compañeros por temor a orinarse durante la noche y recibir las burlas de sus pares", ejemplificó el especialista.
Leto opinó que la creencia que vincula las cuestiones emocionales como desencadenantes del trastorno determinó que el tratamiento se centre únicamente en lo psicológico. A pesar de esto, el profesional no descarta que la atención del pediatra pueda complementarse con ayuda psicológica. "El tratamiento que se utilice dependerá de la edad del niño y de cómo evoluciona".
Si bien no existe una edad fija para controlar voluntariamente el esfínter durante el sueño, a partir de los dos o tres años muchos niños ya comienzan a hacerlo. "Entre los 4 y 5 años, ya no deberían hacerse pis de noche, aunque esto varía de acuerdo a cada caso en particular", opina Leto. Para el profesional, de la misma forma que hay chicos que caminan a los 10 meses, otros lo hacen al año o a los 14 meses. "La diferencia significa nada más que una variable normal en el inicio de la deambulación".
La bibliografía médica habla de una frecuencia de enuresis cercana al 30% a los 4 años, 10% a los 6, 3% a los 12 y 1% a los 18. "No tenemos elementos para establecer una norma que asegure que a tal edad los chicos van a dejar de orinarse a la noche", remarcó el profesional.
Causas y tratamientos
Desde su experiencia, el doctor Leto comentó que cuando pregunta en la consulta quién está más interesado por solucionar el problema, los primeros en responder son los padres, quienes están muy preocupados, y suelen ejercer presión sobre el niño. "Les aconsejo a ellos apoyar a su hijo, no castigarlo, festejar las noches secas, darle premios y lo principal, confiar en que el niño va a poder solucionar lo que le sucede", enfatizó el profesional.
"El momento de empezar un tratamiento es cuando el niño tiene buena predisposición, reconoce el síntoma y quiere modificar lo que le pasa", dijo Leto. Para el pediatra el tratamiento se basa en un consejo motivacional, a través del cual el médico habla con el niño sobre el problema y le ofrece técnicas de control. "Le damos tareas sobre cómo controlar los líquidos y contraer el esfínter", especificó.
En relación a lo anterior Leto comentó que si esto no es tenido en cuenta, las distintas opciones de tratamiento (medicamentos con antiespasmódicos vesicales o con hormona antidiurética) "no son efectivas".
En cuanto a los tratamientos con hormona antidiurética (encargada de controlar la producción de orina) que se están utilizando cada vez con mayor frecuencia, explicó que sirve para aquellos niños que tienen problemas en el ritmo de secreción de esta sustancia, mientras que los antiespasmódicos, se recetan en casos de vejigas irritables.
Una alternativa terapéutica indicada en niños mayores es la alarma sensora de humedad que avisa el comienzo de la micción (se trata de un pequeño reloj que se coloca en la muñeca con un cable ubicado en la ropa interior y que ante la salida de la primera gota, comienza a sonar). "Cuando suena la alarma el niño tiende a contraer la vejiga", aclaró.
Sin embargo, Leto no aconseja este método "antes de los 10 años" porque el niño "debe hacerse responsable del síntoma". El sistema generalmente es más efectivo cuando está asociado a otros tratamientos, comentó el profesional.
La enuresis nocturna se suele asociar más frecuentemente con los varones, mientras que de acuerdo a la experiencia de Leto "no hay diferencias de género: un 50% en niños y 50% en niñas". Esto mismo concluyó un estudio efectuado en 320 casos presentado por el profesional conjuntamente con el doctor Ramiro Amato en un Congreso Argentino de Pediatría.