Año CXXXV
 Nº 49.616
Rosario,
domingo  29 de
septiembre de 2002
Min 12º
Máx 24º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Severo documento de la Iglesia sobre la realidad social y política del país
"Argentina está postrada porque la convirtieron en presa de rapiña"
Los obispos advirtieron que la sordera dirigencial puede sumir a la Nación en peores frustraciones

El Episcopado aseguró ayer que la Argentina está "postrada" porque se ha convertido en "presa de rapiña para algunos", y advirtió que "si no se llevan adelante las reformas que pide la sociedad, (los argentinos) estaremos amenazados de caer en peores frustraciones".
El cuerpo colegiado de la Iglesia consideró, asimismo, que ni la llegada al país de nuevas sumas de dinero, ni las reformas de las instituciones, ni el recambio político serán suficientes para construir una nueva Nación.
"Estas soluciones serán estériles sin una fuerte pasión por desarrollar en cada ciudadano las más valiosas actitudes sociales, ya que sólo así se podrá transformar la cultura nacional y entretejer un bien común cargado de verdad y justicia", puntualizaron los obispos en un documento.
El pronunciamiento se dio a conocer tras la asamblea plenaria extraordinaria que, desde el miércoles, sesionó en la casa de ejercicios La Montonera, de la localidad bonaerense de Pilar, para analizar una salida a la crisis del país.
Luego de insistir en que "debemos pasar del deseo de ser Nación a construir la Nación que queremos", el plenario episcopal señaló que este cambio radical exige "realizar reformas fundamentales en muchos órdenes de la vida política y social, porque si no se llevan adelante estaremos amenazados de caer en peores frustraciones".
En el documento titulado "La Nación que queremos", el Episcopado destacó el trabajo realizado por los laicos que participaron de las mesas de concertación sectorial, promovidas por el llamado Diálogo Argentino, el espacio multisectorial -integrado por el gobierno y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo- al que la Iglesia prestó su ámbito espiritual.
En este sentido, calificaron de "aporte muy valioso" los consensos contenidos en el documento "Bases para las reformas", e indicaron que este proceso "ahora entra en una etapa nueva y distinta para que todos los ciudadanos sin excepción se sientan llamados a participar de manera entusiasta y decidida en la reconstrucción de nuestra sociedad".
En el documento subyace el pedido para que las transformaciones se hagan de abajo hacia arriba y no se conviertan en un remedio superficial para una Argentina "enferma", "postrada" y presa fácil de la "rapiña" de los que se resisten a un cambio profundo.

Valores primordiales
Los prelados enumeraron, luego, una serie de "valores indispensables" que urge desarrollar en la vida social: \* Frente a la cultura de la dádiva, promover la cultura del trabajo, el espíritu de sacrificio, el empeño perseverante y la creatividad.
* Frente a la corrupción y la mentira, promover el sentido de justicia, el respeto por la ley y la fidelidad a la palabra dada.
* Frente a la fragmentación social, promover la reconciliación, el diálogo y la amistad social.
"Solo buenos ciudadanos, que obren con inteligencia, amor y responsabilidad, pueden edificar una sociedad y un Estado más justo y solidario", aseveraron.
En tanto, en el punto siete del texto consideraron que urge estimular el sentido de bien común para lograr el bien de todos de un modo preferencial, el bien de las personas más pobres y empobrecidas, sobre todo de los desocupados, excluidos, indigentes y hambrientos.
"Para reencontrarnos como Nación debemos entender a los que más sufren: los mayores sin salud, los adultos sin trabajo, los jóvenes sin educación y sin futuro, y a los niños sin alimento", recordaron.
Los obispos subrayaron que les "duele la Argentina que hoy está postrada porque, en vez de casa común a construir con el esfuerzo de todos, ha sido convertida en presa de rapiña para algunos".
Aclararon, sin embargo, que los obispos, con sus palabras y acciones, "no buscan reemplazar a ningún actor ni responsable social o político, a quienes respetamos en el ejercicio de su vocación al servicio del bien común".
Con cierto grado de autocrítica, la Iglesia reconoce en el texto que sus hombres no hicieron todo lo que estaba a su alcance para inculcar en los argentinos esos "valores indispensables" para la vida social y el fortalecimiento de la idea de bien común.
De todos modos, los purpurados insistieron en valorar la tarea de los laicos en las mesas de concertación sectorial que propicia el llamado Diálogo Argentino. Esta iniciativa -aunque devaluada y distanciada del gobierno- aspira ahora a obtener crédito en sectores más acotados (provincias y municipios) y a incorporar otros credos y organizaciones gubernamentales para evitar la fragmentación social.
A los obispos les "duele la Argentina" pero, por ahora, no encontraron la fórmula para asumir el rol que la Doctrina Social de la Iglesia les está reclamando.



Mirás y Karlic trazaron un crudo panorama del país.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Para Mirás no alcanza sólo con las urnas
Diario La Capital todos los derechos reservados