Cuenta la tradición futbolera que cuando un entrenador recurre a un futbolista que hasta allí no fue tenido en cuenta para un partido trascendente es porque el clima interno, las obligaciones, las necesidades y los nervios empiezan a transformarse en parásitos que fagocitan lentamente las características de conjunto que cualquier equipo debe exhibir si pretende ser protagonista en un torneo. Esta tarde, en el césped del Coloso, Nicolás Saucedo y Matías Donnet se pondrán por primera vez en el torneo las camisetas de Newell's y Boca, respectivamente. Suele contradecirse la tradición. No sería la primera vez que algunos futbolistas que antes ni siquiera fueron una opción para el banco de suplentes, ahora se transformen en los salvadores de un plantel o un cuerpo técnico. Pero lo cierto es que se parece más a un manotazo de ahogados, que a un convencimiento de qué es lo que hay que hacer. Newell's y Boca llegan con la imagen deteriorada al choque de esta tarde en el parque Independencia. Por la pésima expresión de los rojinegros en el sur del Gran Buenos Aires ante Banfield; por la desastrosa actitud de Boca que perdió el clásico con Racing en su propia cancha después de estar dos goles arriba. Y parece ser que Zamora y Tabárez creen en el mismo antídoto. Historias diferentes, pero males parecidos. Cuando sólo hay cambios de nombres es porque se cree en el sistema, pero no sería la primera vez que una individualidad iluminada subvierte la estrategia de un equipo y soluciona con un enganche todos y cada uno de los inconvenientes que transformaron a la semana de trabajo en una búsqueda permanente de los parches que enmienden la estructura para recuperar la mejor expresión del equipo; que en el caso de Newell's se produjo en Avellaneda ante Independiente, a pesar del empate, y para Boca sucedió ante Unión en la Bombonera (3 a 0). El Newell's compacto de las primeras jornadas empezó a hacer agua en la 6ª fecha y a pesar de una pequeña mejoría en Mataderos, el rendimiento fue directamente proporcional a los resultados: derrota en casa frente a Unión y caída en el sur. Boca encontró la horma de su zapato el último domingo. La misma medida que lo había sometido en la cancha de Lanús. Un montón de intenciones, muchísima imprecisión, poco de convicción y escasos gramos de actitud para revertir los momentos difíciles. Con entrenadores discutidos, con derrotas a cuotas, con debutantes, y seguramente con mucho público que hará conocer su intolerancia o su beneplácito de acuerdo al resultado, Newell's y Boca se verán las caras desde las 18.10 en el parque Independencia. Más allá de las especulaciones, hay algo que es seguro: el partido de esta tarde traerá cola.
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