"Historias mínimas", el tercer largometraje del argentino Carlos Sorín, se reveló en el Festival de Cine de San Sebastián como una de las pequeñas joyas de la sección oficial, a pesar de haber desembarcado con discreción. Lejos del cine urbano y de denuncia social que proviene de Argentina, esta comedia con tintes de road movie, fresca e ingeniosa, se desarrolla en ese paisaje tan particular que ofrece la Patagonia y, como su título indica, trata sobre las pequeñas cosas que les ocurren a unos lugareños. En rueda de prensa, el director explicó que la idea de trabajar con personas que no son actores surgió a raíz de una experiencia previa, cuando rodó en la Patagonia cortos publicitarios. "Me di cuenta -explicó- que de repente hay ciertos momentos auténticos en un no actor, que si uno los podía rescatar para un filme de ficción sería realmente un trabajo interesante". Fueron estos actores quienes protagonizaron una de las ruedas de prensa más aplaudidas del certamen, que concluye el 28 de septiembre. El músico de chamamé (música del Litoral argentino) Aníbal Maldonado apareció vestido con indumentaria folclórica y puso su mate sobre la mesa e incluso llegó a ofrecer uno a alguno de los periodistas. Javier Lombardo, el único de los dos actores profesionales de la cinta, comentó que para él este rodaje fue una experiencia fantástica y que muchas de las escenas que se ven en la película son improvisadas, que salieron "a partir de la alquimia que había entre los personajes". El director rodó sus dos anteriores trabajos ("La película del rey", ganadora del León de Plata en Venecia, y "Eternas sonrisas de Nueva Jersey") en la Patagonia y, según relata, su obsesión por esta región de llanuras extensas y viento recio surge porque termina siendo estimulante trabajar allí, donde la concentración y la unidad del equipo es más fuerte.
|  Lombardo, uno de los actores de "Historias mínimas". |  | Ampliar Foto |  |  |
|
|