Con un acto proselitista en el cual abundaron el aparato sindical y la liturgia peronista, y escasearon dirigentes de relevancia del justicialismo local, el precandidato presidencial del PJ Adolfo Rodríguez Saá desembarcó ayer en la capital santafesina prometiendo "acabar con la corrupción estructural y reconstruir a la Argentina de sus ruinas".
Flanqueado por la cúpula del sindicalismo disidente encabezada por el camionero Hugo Moyano, el judicial Julio Piumato y el colectivero Juan Manuel Palacios, el ex gobernador puntano ofreció antes del acto una conferencia de prensa en la que la emprendió recurrentemente contra el "establishment porteño y el Pacto de Olivos que quieren impedir por todos los medios que lleguemos a la Presidencia para hacer feliz al pueblo argentino".
Luego de ubicar en el centro del ring de la interna peronista al ex presidente Carlos Menem y a los candidatos de centroizquierda Elisa Carrió y Luis Zamora en una eventual elección general como los principales escollos a vencer, Rodríguez Saá dijo "no tener ningún problema personal" con Carlos Reutemann pero se justificó por no sacarse una foto con el gobernador santafesino: "Eso es parte de la Argentina hueca, cholula y del establishment".
"¿Acaso tengo que sacarme una foto porque lo dice el establishment porteño que se ha quedado sin candidato?", ironizó, para sentenciar luego que "no existen los santuarios políticos", en inequívoca alusión a la procesión de dirigentes nacionales que pasaron por el principal despacho de la Casa Gris.
La presencia del precandidato del PJ en Santa Fe contó con prácticamente nulos apoyos de la dirigencia del justicialismo local y se nutrió principalmente del aparato sindical que lo apoya. Pese a que la UTA local, encabezada por el titular de la CGT santafesina disidente, Jorge Kiener, se movilizó en apoyo del candidato (afectando incluso el transporte público de pasajeros en la ciudad capital durante gran parte la jornada de ayer), las instalaciones del club de Gimnasia y Esgrima se vieron pobladas mayormente por militantes de los gremios nacionales que transportaron sus adherentes de distintos puntos del país.
Presentado por el locutor del acto como el "casi presidente" y precedido por un discurso de añejo cuño peronista del camionero Moyano, que lo definió como "el presidente que fue capaz de hacer feliz en una semana al pueblo argentino", Rodríguez Saá desparramó promesas a granel y se comprometió a "reconstruir la Argentina de sus ruinas".
Bronceadísimo, de riguroso sport y exhibiendo ante cada cronista que lo consultaba su inveterada sonrisa, el político derrochó optimismo durante la rueda de prensa al sostener que es "una tarea sencilla" acabar con las inundaciones y consideró que es "fácil" levantar el corralito. "Es un problema de los bancos que tienen que devolverle el dinero a los ahorristas en la moneda que lo depositaron", sentenció.
"Se pueden hacer las cosas bien, simplemente no hay que robar más en la Argentina", enfatizó, parafraseando al dirigente gastronómico Luis Barrionuevo.
Rodríguez Saá tampoco se privó de un fallido, cuando aseguró que el apoyo a su candidatura de parte del ex coronel carapintada Aldo Rico no implica una apoyo a la mano dura. "Queremos ser los paladines de la dere... de la defensa de los derechos humanos", se corrigió, rápido de reflejos.
Finalmente sostuvo que el presidente Eduardo Duhalde debe convocar "lo antes posible" a elecciones porque la Argentina "está a un paso del estallido social. Y le pido que lo hagan sin apelar al fraude ni hacer trampas".
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La Ciudad
