Bélgica se convirtió ayer en el segundo país del mundo, después de Holanda, en legalizar la eutanasia, método que permite a los médicos practicar la "muerte dulce" sin ser penalizados, en pacientes cuyos sufrimientos físicos o psíquicos son constantes e insoportables. La nueva ley sobre eutanasia que entró en vigencia consta de 16 artículos y determina que el médico debe asegurarse que el paciente sea "mayor de edad" -en Bélgica desde los 18 años, en Holanda desde los 16- y estar en condiciones de "entender y decidir".
De esta manera se reabre el debate de un tema, que estuvo en primer plano en abril pasado en Europa cuando los jueces de la Corte Europea de Derechos Humanos rechazaron el pedido de Dianne Pretty, una británica de 43 años que estaba parapléjica de la garganta para abajo, de poner fin a sus vida con la ayuda de su esposo. "El derecho a la vida no supone el derecho a la muerte o a la eutanasia activa", decidieron los jueces. En tanto, Pretty, que murió naturalmente poco tiempo después, les contestó: "La ley me ha quitado todos mis derechos".
Legislación belga
El pedido según la nueva norma belga se debe hacer por escrito y debe ser "voluntario, reflexionado y reiterado", y no fruto de "presiones externas". El médico debe además verificar que la enfermedad provoque al paciente un "sufrimiento físico o psíquico constante e insoportable".
El texto determina que el médico debe mantener al paciente informado "sobre las posibilidades que ofrecen las curas paliativas" y detalla que es necesaria la consulta a otro médico independiente para evaluar la gravedad de la patología.
En el caso de que la enfermedad no haga prever una muerte en breve tiempo, se deberá acudir a un tercer especialista. La ley no precisa con cuál acto técnico el médico puede poner intencionalmente fin a la vida de una persona. Cada ciudadano belga puede suscribir una declaración anticipada para autorizar a un médico a practicarle la eutanasia si es afectado por patologías graves e incurables y esa declaración tiene una validez de cinco años.
Para el martes próximo está prevista la primera reunión de una comisión especial de control y evaluación para aprobar el documento de registro que deberán completar los médicos luego de realizar una eutanasia. La comisión será encargada de verificar que todo se realice según las reglas establecidas por las leyes y en caso contrario, el informe podrá ser enviado a las autoridades judiciales.
La nueva ley fue aprobada por la cámara belga el 16 de mayo último con el voto de los representantes de la coalición Arco Iris -integrada por liberales del premier Guy Verhofstadt-, los socialistas y los verdes, en el gobierno desde junio de 1999. En tanto, el bloque cristiano-socialista, fuertemente contrario a la ley, lanzó una larga batalla al presentar un centenar de enmiendas durante los 16 meses que duró el debate entre ambas ramas del Parlamento.
En Argentina es un delito
En Argentina la eutanasia está prohibida y se la puede encuadrar bajo la figura de homicidio o de ayuda al suicidio, para las que hay penas de uno a 25 años de prisión, según el caso. Existen dos tipos de eutanasia: la activa, que implica la ayuda de un médico para que el paciente pueda morir, y la pasiva, que se da cuando al no aplicarse un tratamiento, el enfermo muere. La eutanasia activa está calificada en Argentina como homicidio, mientras que la pasiva está considerada como una ayuda al suicidio. (Télam-SNI)