Año CXXXV
 Nº 49.611
Rosario,
martes  24 de
septiembre de 2002
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No hallan a la mujer que mató a su hijo adolescente
El testimonio de un taxista, que la llevó hasta una zona ribereña, potencia la hipótesis de un probable suicidio

Martin Adolfo Ledesma murió estrangulado. Aunque aún no lo saben con certeza, es la hipótesis más firme que manejan los médicos forenses. Martín tenía 14 años y en dos cartas halladas junto a su cadáver su madre, Isabel Laura del Carmen Ledesma, de 35, admite que lo asesinó. La mujer desapareció y hasta anoche no había pistas sobre su paradero. Sin embargo, la policía manejaba ayer un dato que hacía temer seriamente por su destino: un taxista dijo que la llevó hasta la zona del denominado Remanso Valerio, en el río Paraná, y se trataría de la última persona que pudo verla antes de que desapareciera.
En el edificio donde Ledesma vivía con su hijo, en tanto, nadie parecía tener respuestas para explicar un acontecimiento que conmovió a todo el vecindario. "Ella era una mujer muy dulce. Vivía para su hijo pero daba la sensación de que ya no podía manejarlo", confió una mujer que solía verla.
La investigación apunta directamente a la madre como la autora del crimen. Los médicos forenses creen que la mujer estranguló al chico y estiman que para hoy podrán documentarlo. El equipo que dirige el forense Sergio Vásquez trata de determinar si Martín fue dopado antes del homicidio. Es que el chico era muy fuerte y los investigadores creen que sería muy difícil estrangularlo sin suministrarle antes alguna droga. Pero los resultados de estas pruebas recién se conocerán dentro de algunos días.
La mujer, en tanto, no aparece. La brigada de Homicidios entrevistó a un taxista que el sábado a la noche llevó a Laura desde la Plaza Alberdi hasta la zona de ribereña de barrancas del Remanso Valerio. Al chofer lo ubicaron porque Laura usaba ocasionalmente servicios de una empresa de radiotaxis donde un familiar tenía cuenta corriente. En esa cuenta estaba el último viaje de la mujer.
En el edificio de Pellegrini 734, en tanto, todos parecían conmocionados. Allí vivían Ledesma y su hijo desde hacía años. Los vecinos los veían a diario y todos coinciden en que ella prácticamente ocupaba su vida en cuidar del chico.
"Era una mujer muy dulce, es difícil entender lo que pasó", contó una mujer que la veía a ella con su hijo en la plaza casi todas las tardes. La vecina, de 80 años, dijo haber tenido la impresión de que a Ledesma cada vez se le hacía más difícil controlar a Martin porque era muy inquieto y tenía mucha fuerza.
"A veces, cuando los veía cruzar la avenida hacia la plaza, pensaba que un día los atropellarían porque él la arrastraba y ella no podía frenarlo", recordó la anciana.
Los testimonios también coinciden en que Martín se volvía más agresivo a medida en que crecía. "Para colmo ella también tenía problemas en una cadera", contaron en el edificio. Esto hacía que la situación muchas veces fuera inmanejable para esa mujer a la que sus vecinos percibían como frágil y agotada.


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