El ministro de Economía Roberto Lavagna destacó ayer que la recuperación del país de la crisis "más aguda" de su historia no será posible si la tranquilidad social y una sintonía de intereses entre el Estado central y las provincias no garantiza el desarrollo de las economías regionales. En un documento distribuido entre medios del interior, entre ellos La Capital , el jefe del Palacio de Hacienda consignó que el modelo de la convertibilidad "discriminó" a las economías del interior y favoreció a los sectores concentrados en la Capital Federal que no producen bienes transables. Si bien Lavagna admite que forma parte de un gobierno de transición, consignó que uno de los objetivos de su gestión pasa por imponer una "visión estratégica" del país que instale a los estados provinciales y a las pequeñas y medianas empresas como "pilares" de la reconstrucción nacional.
En un texto titulado "Mirando al país desde el interior" distribuido entre los principales medios del interior, Lavagna eludió contestar sobre la actitud que tomará el gobierno ante los vencimientos impostergables que se deben afrontar con los organismos internacionales. "La respuesta que damos es que no debemos anticiparnos a los hechos, pero inmediatamente agregamos que los recursos disponibles por el gobierno tienen dos objetivos que no deben resultar afectados: la financiación de los programas sociales y la de los programas de equilibrio fiscal de las provincias".
En tal sentido, el jefe del Palacio de Hacienda consignó que "sin la tranquilidad social y sin el apoyo a las provincias que permitan la posibilidad de desarrollar las economías regionales, la recuperación del país de la crisis económica más aguda de su historia, no será posible".
Palos a la convertibilidad
Lavagna enjuició con dureza el resultado de la convertibilidad impuesta por el ex ministro Domingo Cavallo durante el gobierno menemista de los 90, por favorecer a los sectores más concentrados de la economía de las finanzas y los servicios en desmedro de los productores de bienes transables.
"La propia naturaleza del modelo de la convertibilidad, basada en la creación de condiciones favorables para cuatro tipos de actividades: las importaciones, los servicios públicos privatizados, las actividades de renta financiera y los servicios en general, lo que los economistas llamamos bienes no comercializables internacionalmente. En todos los casos son actividades con un grado de concentración fuerte en Buenos Aires y, desde ya, en las grandes empresas".
"La consecuencia lógica de lo que se señala es que aquel modelo discriminaba, esto es, desfavorecía a las economías del interior por dos razones: porque son fundamentalmente economías de base productiva de bienes, ya sea para el mercado interno y/o para la exportación (esto es bienes comercializables internacionalmente) y porque en ellas hay un gran predominio de las pequeñas y medianas empresas", agregó el funcionario.
Según Lavagna, ese modelo colapsó a pesar de las "manipulaciones financieras como el plan canje, megacanjes y blindajes", al terminar en una "economía real paralizada con la más larga recesión en más de un siglo".
El jefe de Hacienda consignó que la interrupción del financiamiento fue sólo un detonador "aparente" de la crisis porque "el detonador real fue la incapacidad para crear empleo, atraer inversiones y crecer. Fue una lástima que las voces internas que advertían sobre esto no fueran escuchadas e hizo falta que lo dijera el secretario del Tesoro norteamericano".
Las nuevas condiciones
Más allá de admitir lo traumático del período posdevaluación y los problemas de financiamiento, Lavagna consignó que "hoy existen nuevas posibilidades de producir en el país buena parte de lo que antes se importaba y hay capacidad para lanzarse a conquistar o ampliar mercados".
"En este esquema en el cual predominan los bienes sobre los servicios monopólicos o cuasi monopólicos, donde predomina la producción nacional sobre lo importado, y donde las empresas medianas y pequeñas ganan espacios como productoras finales, proveedoras de insumos o exportadoras, la balanza se inclina a favor de las economías del interior", enfatizó Lavagna y agregó que hay que aprovechar la competitividad "excepcional" de la agricultura, tanto la extensiva como las producciones regionales. En ese marco, consignó que el problema de la refinanciación de exportaciones es uno de los factores clave para desarrollar políticas que favorezcan la producción dirigida a a sustituir importaciones e impulsar exportaciones. "El gobierno está articulando la elaboración de fideicomisos para el financiamiento de exportaciones. Prácticamente hay siete acuerdos cerrados por un monto de aproximadamente 160 millones de dólares, y en paralelo con el buscado acuerdo con el FMI, la Corporación Financiera Internacional (CFI) y un grupo de bancos privados que aportarían un paquete de 2.000 millones con igual destino", dijo Lavagna.
El ministro de Economía pidió a las provincias que acompañen "estos esfuerzos haciendo los ahorros necesarios tendientes a reducir sus déficit, mantener sus gastos primarios en los niveles de 2001 y no emitir más cuasimonedas", conforme a lo acordado en el pacto fiscal. Por su parte, se comprometió a cumplir con la compensación por 520 millones de dólares hasta fin de año de los impuestos cobrados por el fisco nacional en bonos que no fueron distribuidos entre las jurisdicciones. De todos modos, Lavagna advirtió que una parte se ese monto compensará los pagos realizados por el Estado nacional a los organismos internacionales de crédito en concepto de deudas provinciales.
El jefe del Palacio de Hacienda destacó además que el presupuesto 2003 elevado recientemente por el Poder Ejecutivo al Congreso contempla una partida de mil millones de pesos para las economías regionales y destina otros 555 millones a fondos fiduciarios para obras de infraestructura en el interior del país. "Si sumamos las excenciones o promociones especiales dirigidas a las provincias el total de los programas regionales llega a los mil setecientos millones", enfatizó.
"Estas concreciones y estas previsiones, que parten de un gobierno de transición, deberían constituir un hito -sin decir el punto de partida- de una visión estratégica de país que coloque a los estados provinciales y a las pequeñas y medianas empresas en situación de constituirse en pilares de la reconstrucción nacional", concluyó Lavagna.