| | cartas ¡Dejen a los perros en paz!
| Soy una contribuyente responsable y abono mes a mes, de año en año, puntualmente las tasas municipales.Por ello me atribuyo el derecho de exigir al señor intendente que controle la organización de ciertas instituciones que dependen de su órbita de acción y no se malgaste ni se despilfarre mi contribución. La reflexión anterior surge al enterarme que desde el Instituto Municipal de Salud Animal, bajo la dirección del veterinario Adrián Santos, se envió de ocho a diez veces a capturar al mismo animal, dócil, esterilizado y muy bien alimentado por los vecinos. Sin duda, el lector desprevenido se preguntará cómo regresa el perro al mismo sitio. Esa labor es desempeñada por sus protectores, los mismos que los hacen vacunar, los desparasitan y los cubren con una manta piadosa para protegerlos de los fríos invernales. Esos son los perros capturados por orden del director del instituto. Esos son los animales transportados una y otra vez a las vetustas jaulas del Imusa. No importa su edad. Uno de ellos, con diez años sobre su lomo de abandonado, fue retirado durante ocho oportunidades y atrapado dos veces en el transcurso de un mes. Me pregunto si el término malversación no corresponde para calificar a esta situación donde se invierte inútilmente dinero en personal, transporte, alimentación y vacunación antirrábica (repetida en cada captura con el peligro que conlleva para la salud del ejemplar). Sería conveniente que los escasos recursos disponibles sirvieran para atender a los numerosos perros accidentados o aquellos cuyos propietarios no poseen ningún ingreso para cuidarlos sanitariamente. Propongo al secretario de Promoción Social Miguel Zamarini que controle al personal directivo del Imusa a fin de evitar situaciones que atormentan a los perros, agreden a quienes están comprometidos con su cuidado y sobre todo malgastan el dinero público que pertenece a todos. Norma Celina Castillo
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