Año CXXXV
 Nº 49.609
Rosario,
domingo  22 de
septiembre de 2002
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Beneficio para un centenar de pequeños cañadenses
Donaciones hacen posible una merienda para niños carecientes
La iniciativa fue impulsada por un grupo de desocupados gracias al aporte de empresas y particulares

Walter Gasparetti / La Capital

Cañada de Gómez. - Unos diez vecinos que hace dos años crearon una cocina centralizada comunitaria en el sur cañadense no le dan la espalda a las necesidades porque la solidaridad los moviliza. Todas las tardes ofrecen una copa de leche a cerca de un centenar de niños con fondos que son reunidos a través de donaciones de empresas y particulares comprometidas con el proyecto.
La iniciativa, impulsada por un grupo compuesto en su gran mayoría por desocupados, tuvo su origen luego de la trágica inundación del pasado 22 de noviembre de 2000. La cocina comenzó en su origen preparando almuerzos los fines de semana y desde hace 10 días ofrecen una suculenta merienda a niños de dos a 12 años.
"Preparamos mate cocido o té con leche y un día a la semana les damos chocolate que acompañamos con rodajas de pan y dulce que nosotros mismos hacemos durante el día", explicó a La Capital el coordinador de la cocina centralizada Juntos por un Niño Feliz, Carlos Cabrera.
Unas 12 mujeres y hombres están comprometidos con el proyecto que busca hacer un aporte frente a la crisis económica que atraviesa la ciudad. Otros vecinos como ellos -también desocupados y con dificultades económicas- retiran unas 850 raciones de comida los días sábado y domingo al mediodía.
Juan Gallo, de 67 años, es el encargado de abrir el depósito y todas las tarde saca las mesitas y las sillas para que los niños se puedan sentar. Silvia, Rocío, Marcela y Carlos, entre otros, llegan minutos después y comienzan a colaborar. Antes de las seis de la tarde está todo listo para que los chicos puedan compartir la comida servida.
El polideportivo Víctor y Agulino Carbonari posee un espacio cubierto que es destinado a despachar la bebida cuando todos los años se realiza el festival Las Tres Lunas de Cañada. El municipio le agregó algunos juegos en los espacios linderos que -en esas tardes- son usados por los chicos cuando terminan la merienda.
"Me siento feliz verlos sonriendo y disfrutando del esfuerzo del grupo. Hace dos años que estoy desocupado y esta es una forma de sentirme útil a mi comunidad", añadió Cabrera, un dirigente barrial que hace algo más de quince años fue quien fomentó la formación de las vecinales. También fundó el movimiento juvenil vecinalista.
La tarea de la cocina sobrepasó los objetivos que se había fijado y esta desbordada por las necesidades. Desde hace algunas semanas también preparan la comida para cinco chicos que tienen problemas de desnutrición tras comprobar los diagnósticos que les hicieron llegar del Hospital Provincial San José.
Marcela Rivadero asiente con la cabeza mientras intenta definir la tarea social que desarrollan. "Lo nuestro es compartir todo lo bueno y lo malo que nos depara la vida", alegó Marcela, tras resaltar que "el solo hecho de observar la alegría de los chicos paga el trabajo cotidiano".
Los niños que concurren al polideportivo no sólo provienen de la zona sur sino también se acercan desde otros barrios del norte y del Parque Municipal. Es que la crisis y las necesidades se han extendido a lo largo y a lo ancho de esta ciudad debido al aumento de la desocupación.
"Si nos quieren ayudar que nos traigan harina para hacer el pan, dulce o leche. Todo es bienvenido para la cocina", explicaron. Algunos integrantes salen diariamente a recorrer la ciudad para reunir las donaciones necesaria para enfrentar un nuevo día de trabajo.
"Nunca vi tanta miseria y por los menos esta merienda permite a los chicos que se vayan a dormir con algo en la panza", añadió Gallo. "Me siento feliz por integrar este grupo donde cada uno sabe lo que tiene que hacer y el trabajo con los niños es especial porque compartimos la tarde con ellos", remarcó.
Los vecinos que retiran el almuerzo también hacen un aporte mensual para ayudar a que la cocina siga abasteciéndolos. "Esta es la parte más difícil porque muchos viven con lo justo y a veces no les alcanza para pagar la luz, a pesar de que varios están cobrando los 150 Lecops de los planes Jefes de Hogar", dijo Cabrera.
La cocina centralizada coloca carteles publicitarios con el nombre de las empresas que colaboran en la sede de Rawson al 700. "Nuestro compromiso es grande y cada tarde se acercan nuevas familias que piden traer a sus hijos. Sólo si siguen colaborando vamos a poder continuar", resaltaron.



Entre quienes benefician a los chicos hay desocupados.
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