Hugo Osvaldo Ortolán fue secretario general de la CGT Rosario durante los años de la última dictadura militar. Recuerda que estuvo preso, fue torturado y se enfrentó por igual a militares, policías, montoneros y militantes del ERP. Se confiesa como "peronista desde la cuna" y dice haber estado en cada movimiento que se realizó en contra de los golpes de Estado. Hoy, alejado de aquella actividad, el hombre no resigna su espíritu combativo. Es por eso que desde hace dos años preside la Comisión Municipal de Box y se lo puede ver junto a los pugilistas en las renovadas noches de boxeo rosarinas. Allí, en las cercanías de los ringside de Central Córdoba o Sportivo América, el ex número uno del sindicalismo rosarino debate fallos, controla pesajes, inspecciona vestuarios y hasta se emociona cuando ve algún golpe directo al mentón que le hace recordar a las memorables peleas de Carlos Monzón o Ringo Bonavena.
Tiene 61 años y desde 1971 está al frente del sindicato de panaderos. Se viste de elegante traje y hasta se anima a tirar algunos golpes a la bolsa cuando el fotógrafo le pide que pose para La Capital . "De vez en cuando hace bien moverse un poco", dice mientras da saltitos y balancea de un lado a otro su cintura.
Ortolán fue el número uno del la CGT Rosario entre 1973 y el retorno de la democracia. "Yo salí a enfrentar el sistema en los años más duros, después me retiré para dejar que las nuevas generaciones se hicieran cargo", asegura.
En su paso por el sindicalismo rosarino sumó adeptos y detractores. Es más, hay quienes recuerdan su manifiesta enemistad con Montoneros. "Lo que pasa es que en ese tiempo yo salí a parar muchas broncas, además tenía que enfrentar por un lado a los militares y la policía, y por el otro al ERP y Montoneros", subraya.
Para él, quienes integraban el movimiento liderado por Mario Firmenich "nunca fueron peronistas. Los grandes jefes vivían muy bien, pero a la gente del barrio que les creyó y pensó que en ese discurso había una línea de revolución, la mataron; mientras tanto, los jerarcas se fueron a vivir a Europa", asegura.
Se vanagloria de haber estado en cada movimiento popular a favor de la democracia y guarda como uno de sus recuerdos más preciados el día en que estuvo reunido con Perón durante algo más de una hora. Fue en Casa de Gobierno, allá por 1973. "Pensar que hay algunos que todavía siguen diciendo que cuando volvió de Madrid estaba senil. Todo eso fue parte de la destrucción sistemática que hacen con los grandes hombres, Perón estaba en perfecto estado y su mente era brillante, clara y objetiva", asegura.
Por amor al boxeo
Su amor por el boxeo no es de ahora. Ortolán abrazó la pasión por el deporte de los puños desde muy joven. Es más, cuando tenía 13 años participó de los Torneos Infantiles Evita y subió a varios rings para combatir con chicos de distintas provincias.
"Hace mucho tiempo Rosario era una plaza muy importante del boxeo, pero durante el gobierno de Alfonsín se prohibió porque consideraron que no era un deporte", se lamenta.
Ahora, él y un grupo de nostálgicos se han propuesto recuperarlo. "Nuestro objetivo principal es cuidar al boxeador. Los gimnasios están recuperando a gran parte de la juventud y hay muchos chicos que salieron de la droga gracias al boxeo", remarca.
Su cargo como presidente de la Comisión Municipal de Box es "ad honórem" y consiste en verificar que se cumplan las reglas que fija la Federación Santafesina de Boxeo. "Cada vez que se hace un festival, nosotros vamos y controlamos que todo se haga bien y respetando las reglas", explica.
Por estas horas está encolumnado políticamente detrás de la figura de Carlos Menem, al que ve como "el hombre más preparado para sacar al país de la crisis".
"Cuando Carlos Saúl venía a Rosario haciendo campaña en las internas contra Cafiero, yo lo recibía siempre en mi gremio", recuerda, al tiempo que aclara que acompañó al ex presidente "a todos lados".
Según su óptica, el caudillo riojano es criticado por ser un hombre del interior. "Creo que en Argentina seguimos con la pelea de unitarios y federales. Cada vez que viene alguien del interior lo combaten, y si tiene capacidad, peor", asegura.
Estuvo en la calle en 1955 cuando la Revolución Libertadora derrocó a Juan Perón. "Cuando venían los tanques, los salíamos a enfrentar sin problemas" asegura. Hoy, 47 años después, aún lamenta las "innecesarias muertes que se cobró la historia argentina". Mientras tanto, quema su tiempo "cuidando boxeadores". Es que su espíritu combativo lo ha llevado a merodear por los rings nuevamente, como en 1954, cuando participó de los Torneos Infantiles Evita.