Jorge Sansó de la Madrid / La Capital
De "histórica y patriótica" describió ayer el caudillo santiagueño, Carlos Juárez, la ultrasecreta gestión que llevó a cabo en Santa Fe para solicitarle al gobernador Carlos Reutemann que se postule a la presidencia de la Nación. Y, según confió, no se fue del todo decepcionado. Sin que nadie se enterara, el ex gobernador de Santiago del Estero, en donde su delfín -secundado por la propia esposa de Juárez- renovó el domingo último el gobierno por una cifra superior al 65 por ciento de los votos, llegó a las 11.45 de ayer al aeropuerto de Sauce Viejo. De impecable traje azul cruzado, acompañado por un solo colaborador, Juárez fue discretamente recibido en la estación aérea por el presidente del PJ santafesino, Angel Baltuzzi, quien lo trasladó en su propio vehículo personal hasta la Casa Gris. En la sede gubernamental continuó el sigilo, para lo cual contribuyó que la atención pública estuviera centrada en ese momento a dos cuadras de la Casa Gris -lo que permitió que el auto de Baltuzzi con el sorpresivo visitante ingresara por la parte trasera, por donde saldría una hora y cuarto después sin ser detectado-, donde se desarrollaba un acto recordatorio al ex gobernador Carlos Sylvestre Begnis. Fue al cabo del homenaje al ex mandatario provincial en el que Reutemann aludió dos veces a Carlos Menem. "No lo voy a recibir porque no viene a Santa Fe", cortó de entrada, y cuando le preguntaron por qué no le daba el apoyo a la postulación presidencial del riojano fue, al menos contundente: "Nadie necesita que yo le dé ningún respaldo político. Eso se lo van a dar el voto y la convalidación popular. No funciona más eso de buscar apoyos y que aparezca alguien que dice «vote a fulano o mengano». Las próximas elecciones se van a definir en base a lo que cada candidato proponga. Es una cuestión de sentido común". Sin embargo, optó por la ironía mientras se reía con ganas para responder la proposición que el ex presidente le hiciera a través de este diario de ofrecerle un cargo ministerial cuando alcance su tercer mandato al frente del país. "Ahora estoy más tranquilo porque veo que hay varios preocupados por que yo no iba a tener trabajo después del 10 de diciembre; así que ya tengo en qué pensar", respondió el Lole en medio de una carcajada. A pesar del tono jocoso de su respuesta, los periodistas insistieron en saber si efectivamente pensaría, llegado el momento, en la opción de sumarse a un eventual gabinete de Menem. La contestación del Lole no varió de tono: "Es muy prematuro para estar pensado en eso porque, en principio, yo tengo que cumplir mi obligación constitucional hasta diciembre de 2003. Después que entregue la Gobernación, veré. Por lo menos los que estaban preocupados en que no iba a tener trabajo...", fue la frase que una sonrisa dejó inconclusa. Reutemann -quien confirmó que el jueves acompañará a Brasil al presidente Duhalde para firmar un convenio automotriz con el mandatario del vecino país, Fernando Henrique Cardoso- dijo que "se supone que sí" habrá internas partidarias y que "si tienen la decisión el presidente y los candidatos de adelantar los comicios, y si eso mejora la situación del país, yo no tengo ningún inconveniente", pero aseguró que hasta que no exista consenso entre los precandidatos de su partido "no convocará" al congreso nacional partidario, del que es el presidente. Después de estas declaraciones y habiendo comisionado al propio Baltuzzi para que fuera a recibir a Menem a Rosario, Reutemann se volvió a la Casa de Gobierno y, tras abrazarse efusivamente con Juárez, se encerraron una hora y cuarto en el despacho del gobernador. El santiagueño regresó a Sauce Viejo y el avión de la Gobernación de su provincia despegó de regreso a las 14.15 aproximadamente. Había terminado la única operación verdaderamente secreta de los muchos que han venidos a pedirle al Lole que sea candidato a presidente y cuyo resultado todavía nadie conoce. Juárez comentó que "el motivo exclusivo de su viaje era convencer a Reutemann", y dijo contar para ello con el respaldo de numerosos dirigentes y gobernadores del norte. "Vengo en una misión histórica y patriótica. He hablado con otros dirigentes y gobernadores, y estoy persuadido de que la única alternativa que tiene la Argentina es que Reutemann sea su presidente porque es el único que puede reunir consenso interno y además internacional", se le escuchó decir al histórico dirigente del peronismo que supera los 85 años de edad y a la que no dejó de aludir: "Ya estoy de vuelta de todo y soy una persona que piensa únicamente en el bienestar y el futuro del país; por eso he venido".
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