Santa Fe. - La decisión del arzobispo de Mendoza, monseñor José María Arancibia, de no responder a las preguntas del juez Giovannini sobre su investigación en 1994 en torno a presuntos abusos sexuales de monseñor Edgardo Storni, constituye un fuerte escollo en el avance de la causa que se lleva adelante desde el magistrado santafesino.
Arancibia se escudó en un convenio de 1966 entre la Argentina y el Vaticano que lo habilita para no responder, vedando así el acceso a su trabajo. El magistrado no ocultó su desagrado por esta actitud porque considera que coloca un fuerte palo en la rueda al esclarecimiento de un hecho que la sociedad toda está reclamando.
Sin embargo, fuentes judiciales dijeron que el magistrado cuenta con elementos muy firmes para la investigación, que estaría encaminada sobre cinco casos concretos de abusos de menores, con lo que la situación del arzobispo se tornará más que delicada.
De acuerdo a lo trascendido, al prelado mendocino se le plantearon en un exhorto casi 30 preguntas claves para conocer la verdad, como ser la cantidad de testigos que desfilaron por la casona de Karlic en Paraná, la identidad de esas personas y las confesiones de seminaristas que fueron protagonistas. Giovannini aguardará la presencia de la escritora Olga Wornat, quien mencionó al arzobispo de Mendoza como hombre clave, junto a otros, para acceder a una documentación bien guardada durante más de ocho años.
El juez aún no caratuló la causa porque la misma puede llegar a tener distintas variantes, una de ellas la de abusos sexuales y corrupción de menores, aunque existe la posibilidad de la de promoción de la corrupción, que supone la incentivación de esta conducta, con penas entre los 10 y l5 años de cárcel.
En tanto el juez Julio César Costa postergó ayer el careo entre los vicarios Hugo Capello y Mario Grassi, y el canciller Carlos Scatizza, que se harán la próxima semana.
Un hecho significativo
Durante una reunión en el Instituto Castañeda, a la que fueron convocados los directores de escuelas parroquiales ligadas al Arzobispado, se habría intentado un sondeo de opinión sobre la situación del vicario Mario Grassi. Con ese objetivo se señaló que el sacerdote necesita saber con qué apoyo cuenta y para conocerlo se solicitó la opinión por escrito, en forma individual, con nombre y apellido.El sondeo era también para todo el personal de las escuelas, pero el intento se habría frustrado porque no pocos directores dejaron en claro que no estaban de acuerdo porque no era el momento más oportuno.