Las distorsiones fiscales generadas a partir de la devaluación del peso apuntan a generar una "fenomenal transferencia de recursos" del agro hacia el Estado, en caso de que el gobierno no aplique un mecanismo de ajuste impositivo por inflación para el tributo a las Ganancias, cuya ley quedó "obsoleta".
Así lo consideró el especialista tributario Gabriel Gambacorta durante una jornada sobre impuestos organizada por la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), que se desarrolló esta semana.
En ese contexto, el técnico subrayó que "la ley del impuesto a las ganancias que tenemos hoy quedó obsoleta, ante un contexto de inflación" como el que soporta el país.
El técnico que disertó en Aacrea explicó la gravedad del problema, mediante un ejemplo sencillo. Dijo que "una empresa agrícola que obtuvo 270 mil pesos de utilidades antes de impuestos y cerró el ejercicio económico el 30 de julio de este año, tendría que haber pagado, a esa fecha, un monto de 94.500 pesos en concepto de impuesto a las ganancias, que representaba 35% del total.
Pero sostuvo que si se deflaciona la utilidad antes de impuestos,mediante el Indice de Precios Mayoristas, puede observarse que la "utilidad real" de esa empresa en cuestión fue de sólo 169.200 pesos, mientras que la ganancia "ficticia" representó un monto de 100.800 pesos.
"Por lo tanto, el tributo a las ganancias, si se aplicara un ajuste por inflación impositivo, sería de 59.220 pesos contra los 94.500 pesos de la primera situación planteada, con lo cual queda demostrado que el empresario debe pagar 35 mil pesos en concepto de utilidades ficticias", afirmó.
Diferencias de cambio
El especialista agregó que "en el caso de las sociedades y empresas unipersonales, las diferencias de cambio que puedan obtenerse por la tenencia de moneda extranjera están gravadas por ganancias y al no haber ningún mecanismo de ajuste por inflación, esto genera un desastre en los balances", expresó.