Las cuotas habían desaparecido en diciembre, debido a la imposibilidad de financiación por parte de los bancos emisores, pero hoy, el tímido pero cierto regreso de depósitos al sistema bancario hizo posible que volviera a instaurarse este masivo sistema de compra a crédito. Acompaña esta situación un dólar alto pero estable, tasas de interés previsibles y, fundamentalmente, la necesidad de los principales actores del negocio, Visa y Mastercard, de sostener el sistema de tarjetas de crédito, ante el bajo nivel de utilización de los últimos tiempos. Datos aportados por la Cámara de Tarjetas de Crédito y Compras, dan cuenta de una caída en el consumo con tarjetas de crédito del orden del 50 por ciento si se compara julio del 2001 con el mismo mes del 2002. En total, se calcula que en el país hay unos 12 millones de plásticos, emitidas por bancos o entidades no bancarias que son los que fijan los costos de administración y de financiamiento, de acuerdo a sus costos. Pero la morosidad y la incobrabilidad en el pago de saldos de tarjetas de crédito ha aumentado sustancialmente, y su incremento no tiene precedente. Según Atacyc, la morosidad es del 35 por ciento de los saldos de deuda total (incluidos los que no pueden pagar el pago mínimo) y la incobrabilidad es del tres por ciento, lo que representa un aumento del 100 por ciento en menos de un año.
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