Casilda.- A más de un año todavía continúa prófugo el presunto homicida de Emilce Rasino, una mujer de 67 años que murió acribillada a balazos en su casa de esta ciudad. El hijo de la víctima, Andrés Felizia, reclamó celeridad a los investigadores "para detener a este delincuente y esclarecer de una vez por todas el caso".
El episodio ocurrió el 8 de mayo del año pasado. Ese día un grupo de encapuchados ingresó a robar a la casa de los Felizia, ubicada en Remedios de Escalada al 2600. Mientras se desarrollaba el atraco, a uno de los maleantes se le cayó la máscara y al parecer esto desató el criminal ataque porque el homicida fue reconocido por las víctimas.
Uno de los delincuentes abrió fuego contra los tres integrantes de la familia. Rasino murió en el acto y el marido y el hijo fueron alcanzados por balazos en la cabeza, pero sobrevivieron.
El caso es investigado por la jueza de instrucción de Casilda, Silvia Nogueras, y hasta ahora hay dos detenidos, Fernando Herrera y Mauricio Ahumada, quienes están implicados como partícipes. Sin embargo el joven sindicado como autor material del hecho, Jorge Ghisaura, alias el Porteño, todavía no pudo ser localizado por la policía a pesar de la insistente búsqueda en distintos puntos del país.
En medio de una pesadilla
Si bien no surgieron mayores novedades en la causa, Felizia aseguró a La Capital que el asesino podría estar refugiado en algún lugar de Buenos Aires. "Me dijeron que esa pista es fuerte, pero aún no puede conversar el tema con la jueza", dijo Felizia. "Estoy perdido -añadió el muchacho- y no veo el momento de terminar este mal sueño. Sería un alivio para mí que encuentren a (Jorge) Ghisaura para terminar de una vez por todas con este caso".
Felizia dice haber reconocido a Ghisaura la noche cuando entró encapuchado a su casa para robarle dinero y asegura que aún no puede olvidar su mirada cuando se le cayó la máscara.
"Todavía recuerdo sus ojos exaltados", comentó Felizia, quien poco después del trágico hecho optó por mudarse a otro domicilio porque "no soportaba la angustia de seguir viviendo en la casa donde ocurrió la tragedia". Al padre de Felizia, Juan Codazabetta, le quedaron alojados los tres proyectiles que ingresaron en su cabeza y, según su hijo, sufrió algunas secuelas.
El muchacho dice sentirse protegido por la policía y contenido por su novia y sus seres queridos, aunque reconoció que todavía tiene miedo porque "fue muy fuerte lo que me tocó vivir". El joven no sólo está indignado por la muerte de su madre sino además porque Ghisaura era uno de sus íntimos amigos.
"Este muchacho -recordó Felizia- trabajó casi un año en casa y era como un hermano. Sabía que había plata porque días antes del crimen me acompañó con mi ex novia a vender un auto a Cruz Alta y cuando regresamos escuchó cuando le dije a mamá que guardara ese dinero en casa. Si lo tendría en frente le preguntaría por qué hizo esto y qué se le pasó por la cabeza. Mi vieja lo quería como un hijo y lo ayudaba siempre", \En un primer momento se vinculó al crimen con un ajuste de cuentas debido a sus características mafiosas, pero a los pocos días quedó firme la hipótesis de que el móvil fue el robo. De los 4 mil pesos que había en el inmueble sólo robaron 250 pesos porque el resto no lo encontraron.
Felizia recordó la declaración que brindaron las dos personas detenidas. "Uno de ellos sostuvo que entró a la casa cuando escuchó disparos y eso es mentira", aunque reconoció que estuvo con el asesino y que el cómplice le prestó el revólver".
"Creo en la Justicia, aunque considero que debería ser más rápida", concluyó Felizia.
La Ciudad
