Granadero Baigorria. - Un grupo de investigadores está empeñado en rescatar el valor histórico y cultural de las ruinas de la que fue durante la segunda mitad del siglo XVIII la primera fábrica de cemento de Latinoamérica. Las añejas construcciones se encuentran a orillas de las barrancas del río Paraná, en el corazón del humilde barrio de pescadores Remanso Valerio. Por ese motivo inaugurarán mañana en la biblioteca José Hernández una muestra de fotografías y videos sobre los restos del horno, galerías y muros del establecimiento.
La planta fundada en 1872 por el inmigrante alemán Thomas Fuhr usaba la tosca para elaborar tierra romana -el nombre de un material similar al luego conocido popularmente como porlan- pero a poco de funcionar tuvo que cambiar de rubro "debido a la competencia que originó el cemento Portland introducido como lastre por los barcos que llegaban a la Argentina a cargar cereal", contó a La Capital el ingeniero Adrián Differetti, uno de los investigadores.
El profesional aseguró que tras el primer fracaso, Fuhr comenzó a confeccionar baldosas, tejas y caños cerámicos, pero esta nueva actividad también se vio frustrada por problemas financieros y por el surgimiento de la fábrica de mosaicos a vapor de Julio Jaendel, ubicada cerca de la residencia del mariscal Andrés Santa Cruz, aledaña a la hoy ex estación del ferrocarril que aún existe en el parque Urquiza de Rosario.
La parte principal de las ruinas es una construcción cilíndrica -durante años fue usada como basurero- de techo abovedado con su mampostería parcialmente derrumbada en su parte nordeste. Tiene un diámetro interior de 8,80 metros y una altura máxima de siete. Fue construida con ladrillos de hornos de campaña de 34 centímetros de largo, 16 de ancho y seis de espesor. Los ladrillos fueron pegados y revocados con un cemento grisáceo, probablemente confeccionado con la tierra romana de su propia producción.
También existe un túnel cavado en la tosca de la barranca, canalizaciones o galerías y restos de muros. En el extremo noroeste aún se conservan los restos de un piso o vereda de baldosas de 40 centímetros de lado, de 14 kilos de peso. El reverso de las baldosas presenta la inscripción "Fuhr, Rosario de Santa Fe, República Argentina, 1875".
Estas ruinas constituyen una de las manifestaciones de arqueología industrial más importantes de la zona y a través del estudio de sus restos se intenta conocer en todos sus aspectos la época en que fue construido el horno.
Differetti señaló que "se está articulando un proyecto para que la gente del barrio Remanso Valerio, la Intendencia de Granadero Baigorria y algunas cátedras de la Escuela de Antropología y de la Facultad de Arquitectura trabajen en conjunto para la recuperación de información de este patrimonio histórico y la creación de un centro cultural que dé muestra del pasado y presente de la identidad del barrio, compuesta en su mayoría por pescadores del Paraná".
El horno en fotos
La muestra fotográfica sobre las ruinas será habilitada en las instalaciones de la biblioteca José Hernández y estará abierta a los colegios y al público en general. Posteriormente se presentará en la Casa de la Cultura que funciona en la vieja estación de ferrocarril.
La investigación y diseño de la muestra estuvo a cargo, además de Differetti, del arquitecto Víctor Falivene, la antropóloga Ana Carmen Fernández y el docente de la Facultad de Arquitectura de Rosario Javier Elías. "La idea es que toda la comunidad de la zona del Gran Rosario conozca las ruinas y que sean consideradas de valor histórico y cultural", precisó Falivene.