Año CXXXV
 Nº 49.501
Rosario,
sábado  14 de
septiembre de 2002
Min 8º
Máx 15º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Un adolescente mató a otro sin querer y se suicidó
La tragedia ocurrió casi a la misma hora en que el cuartetero Walter Olmos se mató accidentalmente

En una curiosa y trágica coincidencia, el mismo día y casi a la misma hora en que el cantante bailantero Walter Olmos se mataba supuestamente jugando con un arma, un chico de 17 años, reunido con tres compañeros en la casa de uno de ellos en Villa Luro, y que también manipulaba un revólver para divertirse, mató accidentalmente a uno de sus amigos y, desesperado por lo ocurrido, se suicidó.
El hecho fatal ocurrió en la noche del sábado pasado, alrededor de las 23.30, pero recién ayer fue informado por fuentes de la policía.
Todo ocurrió en un dormitorio de la planta alta de una casa ubicada en Bacacay 5761, donde cuatro amigos de entre 17 y 18 años estaban reunidos, esperando la hora para ir a bailar.
Mientras charlaban, uno de ellos, identificado con el nombre de Maximiliano, sacó sorpresivamente un revólver de su mochila, que dijo que pertenecía a su padrastro, con la intención -según explicó ayer uno de los testigos de la tragedia- de "demostrar que era verdad que su padrastro tenía armas, porque nosotros no le creíamos".
El testigo, uno de los dos sobrevivientes del drama, y dueño de la casa donde se desencadenó, dijo que Maximiliano aseguró que el arma no estaba cargada y empezó a apuntarles a sus amigos, preguntándoles "qué harían si un chorro" los encañonaba.
Así fue como cuando apuntó a uno de los chicos, de nombre Fabián, salió el tiro, y la víctima cayó en agonía.
El testigo, que relató lo ocurrido dijo que cuando Maximiliano vio lo que le había hecho a su amigo, salió corriendo a la vereda.
"Yo me quedé con Fabián, que estaba consciente, y trataba de taparle la herida de donde le salía sangre, mientras Maxi salía a la vereda de casa y decía que se iba a matar por lo que le había hecho a Fabián", contó.
Dijo que de inmediato él le pidió al otro amigo que estaba en la habitación, de nombre Nicolás, que saliera a parar a Maxi, mientras él se quedaba asistiendo a Fabián y llamaban a un hospital, a la policía y a la mamá de la víctima.

No lo pudieron parar
"Nicolás lo corrió, salieron a la vereda, pero Maximiliano se mató después de decir por lo que le hice a Fabián", recordó acongojado el chico, cuya identidad no se dio a conocer.
Los cuatro amigos se conocen desde la primaria y como todos los sábados habían ido a jugar al fútbol, luego estuvieron en un cibercafé y finalmente se reunieron en su casa, para esperar la hora de ir a bailar. Eran las 23.30 aproximadamente cuando se desencadenó la tragedia.
El chico que presenció lo ocurrido, aseguró que "fue un accidente: nadie tiene la culpa de todo lo que ha pasado", y en que Maximiliano estaba seguro que el arma estaba desarmada y que se trataba de un "juego".
"Cuando yo lo veía que jugaba con el revólver y le apuntaba a los chicos no me asusté, no pensaba en nada", recordó el muchacho.
Curiosamente, el hecho es casi idéntico al que se desencadenó esa misma noche, y casi a la misma hora, en un hotel del barrio porteño de San Cristóbal cuando el bailantero Walter Olmos jugaba con un revólver y terminó matándose después de gatillar su arma contra varios de sus compañeros sin que saliera ninguna bala.
El testigo del caso protagonizado por Maximiliano dijo que "cuando llamamos a la morgue para que retiraran los dos cadáveres, tuvimos que esperar hasta las seis de la mañana porque estaban ocupados en el tema de Walter Olmos". (DyN)


Diario La Capital todos los derechos reservados