Año CXXXV
 Nº 49.501
Rosario,
sábado  14 de
septiembre de 2002
Min 8º
Máx 15º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Más de cuatro millones de niños del país sufren las enfermedades de la miseria
La pobreza mata a tres chicos por día
El 67% de la infancia argentina roza la indigencia. La desnutrición compromete seriamente su futuro

Cada día mueren tres niños en Argentina por enfermedades relacionadas con la pobreza, una estadística que no paró de empeorar desde 1994, y que sufrió un notable agravamiento a partir de diciembre pasado, según reveló un estudio realizado por una organización privada dedicada al estudio y la generación políticas públicas.
La directora ejecutiva del Fundación Grupo Sophia, María Eugenia Vidal, aseguró que "de la investigación realizada a partir de cifras oficiales, se llegó a estimar que hoy mueren en el país tres chicos por día por desnutrición o por otras enfermedades que son relacionadas con la pobreza".
"También comprobamos que el 67 por ciento de nuestros niños y adolescentes está por debajo de la línea de pobreza, superando al 26 por ciento de Bolivia, el 37 de México y al 45 de Brasil. En números, esto significa 8,6 millones de menores pobres, la mitad de los cuales son directamente indigentes", afirmó Vidal.
La línea de pobreza se encuentra por debajo del ingreso familiar necesario para satisfacer alimentación, vestimenta, viajes y el pago de impuestos y servicios, para lo que una familia tipo necesita cuanto menos 600 pesos mensuales.
La línea de indigencia, en cambio, sólo contempla la alimentación y se ubica por debajo de los 300 pesos.
De tal manera, un pobre es quien vive en una familia que con la suma de sus ingresos no alcanza a cubrir todas las necesidades del grupo, en tanto que un indigente es un pobre que, además, pasa hambre.

Golpe a la canasta familiar
Vidal dijo que "en el trabajo se pudo comprobar que ésta ha sido la mayor caída de los indicadores sociales de la que se tiene registro, donde además se puso de manifiesto que la indigencia ha crecido más rápido que la pobreza".
"Esto tiene origen en que los aumentos de precios se dieron fundamentalmente en la canasta básica de alimentos, lo que combinado con la pérdida y precarización de los empleos terminó por agravar el impacto sobre el escalón más bajo de la sociedad",aseguró.
El trabajo consigna que, a pesar de que con la hiperinflación de 1989 hubo un pico muy alto en el crecimiento de la pobreza, la curva tomó su sesgo ascendente constante a partir del 94, cuando comienzan los períodos recesivos del efecto tequila y la del sudeste asiático, con una aceleración a fines del año pasado.
Comparando algunos renglones estadísticos de la brecha entre pobres y no pobres, se pone de manifiesto que en el primer grupo se da un 80 por ciento de los embarazos precoces contra un 20 en el segundo.
Mientras que entre las madres pobres sólo un 70 por ciento cumple los controles prenatales, entre las no pobres el número se eleva al 90, y el 10 por ciento de los niños nacidos dentro del primer grupo tienen bajo peso contra un cinco en el segundo.
Con la educación pasa algo parecido, ya que sólo el 20 por ciento de los niños pertenecientes a familias pobres concurren al jardín de infantes frente a un 90 de las familias no pobres.
El informe, denominado "Infantilización de la pobreza", revela además que "entre un 10 y un 25 de los niños pobres en el país se encuentran desnutridos, y que ellos tienen de cinco a ocho veces mayor probabilidad de presentar un retraso intelectual en la adolescencia con respecto a un niño bien alimentado".
"Los chicos que no tuvieron buena alimentación y cuidados sanitarios llegan a los 18 años con menor peso y altura, en lo que conocemos como desnutrición crónica, y tienen mayores posibilidades de tener convulsiones, sordera o trastornos visuales", dijo.
Vidal explicó que "dentro de los niños, el segmento más vulnerable es aquel que va desde el embarazo hasta los 5 años. Primero, porque es sobre el cual el Estado menos actúa, ya que los planes empiezan a aparecer con los comedores escolares en la escuela primaria; y segundo, porque todo lo que no se hace con la salud y la educación en esos primeros años puede generar daños irreversibles para el resto de la vida, tanto en crecimiento físico como intelectual. Esto significa que un adulto con hambre tiene un problema hoy, pero un niño con hambre tiene un problema hoy y un problema mayor mañana", concluyó. (Télam)



Los chicos son los más golpeados por la indigencia.
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados