"Rosario, ciudad de ferias culturales". Esa es la meta que se propone alcanzar la Secretaría de Cultura de la Municipalidad para un futuro no muy lejano. Claro que el objetivo surgió luego de comprobar que más de 300 mil personas ya visitaron las tres ferias -de antigüedades, artesanías y ropa usada- instaladas en el barrio Pichincha, y de observar cómo se reactivó la zona. No conformes con esto, van por más: "Estamos estudiando dos proyectos nuevos, una feria de libros y un trueque de servicios culturales", adelantaron ayer a La Capital el titular de la cartera cultural, Marcelo Romeu, y el coordinador de diseño e imagen, Dante Taparelli.
Si bien aún no existen detalles sobre las próximas ferias que planea instalar la Secretaría de Cultura, Romeu aclaró que no funcionarán en el barrio de Pichincha: "Estamos evaluando los espacios donde podrían ubicarse los dos nuevos proyectos, pero ya dijimos que en Pichincha no hay lugar para más". A lo que Taparelli agregó: "¿Sabés por qué no podemos avanzar con estas iniciativas? Por unas pocas personas que cuestionan pavadas".
Con estas palabras, Taparelli hizo referencia a los reclamos de algunos vecinos de la zona de Pichincha y de bulevar Oroño al 100 bis que se quejan por los ruidos, la falta de seguridad y el caos que, dicen, se produce en el tránsito luego de la puesta en marcha del Mercado Retro, el Ropero en la Calle y la feria de artesanías. Con respecto a este tema, Romeu fue claro: "El espacio público debe estar conquistado con hechos culturales, esa es una de las principales líneas de trabajo de una gestión".
Por eso apuestan a que Rosario sea "ciudad de ferias culturales". El propio funcionario municipal contó que "la idea es que Rosario sea conocida como una ciudad en donde sus habitantes se apropian del espacio público". Tan así es que el próximo 28 de septiembre se inaugurará una feria de verduras y emprendimientos orgánicos, que se ubicará en el ex predio de la Sociedad Rural (ver aparte).
Después de hacer números y constatar el éxito que tuvieron las ferias que funcionan todos los fines de semana y feriados en Pichincha, Taparelli no puede parar de gestar nuevos emprendimientos: "Esto es la punta de un iceberg, recién empieza", expresó. Por eso, la feria de libros ya está dando vueltas en su cabeza: "La idea es crear un espacio para intelectuales y sacar a la luz los tesoros literarios. Buscamos que la gente canjee, compre y lea ejemplares", detalló.
En cuanto al trueque cultural -otro de los proyectos en danza-, adelantó que "quien escribe un libro puede cambiarlo por un compact editado por otro. O alguien que enseña francés puede canjear sus servicios con otra persona que sabe inglés. Queremos que la gente intercambie servicios culturales".
Una revolución
Hace cinco meses, Romeu comentaba a este diario sobre la intención de construir un cordón cultural desde el mercado de pulgas del Bajo hasta el Retro. Pero nunca pensó que la respuesta positiva llegaría en tan poco tiempo: "Sabíamos que iba a ser un éxito, pero nos sorprendió la rapidez", señaló el funcionario municipal.
Es que más de 300 mil personas ya visitaron las ferias. "Es increíble, pero vienen muchos extranjeros a visitar las exposiciones. Pasaron alemanes, franceses e italianos. Por supuesto que también se acercaron personas de Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe", contó Taparelli.
Además de los casi 1.500 puestos de trabajo directos que se generaron con la apertura de las ferias, los ideólogos destacan la reactivación de la zona: "Hay gente que vende pastelitos en la puerta de su casa, están otros que alquilan cualquier rincón para que los expositores puedan dejar sus cosas... Se crearon infinitos emprendimientos en torno a este cordón cultural", enumeran.
Cuando todavía ni siquiera habían inaugurado las muestras, Romeu y Taparelli confesaban que el objetivo era crear una especie de San Telmo rosarino. Pero ahora están agrandados: "Queremos que San Telmo y La Boca se parezcan a Pichincha", soltaron.