Washington. - Cuatro aviones secuestrados y 19 terroristas dispuestos a morir fueron suficientes el 11 de septiembre de 2001 para sumir en el horror a Estados Unidos, víctima de una magistral operación terrorista dirigida contra los símbolos de su poder. En el cielo soleado de Nueva York, dos Boeing 767 secuestrados, con 92 y 65 personas a bordo, se estrellaron con apenas 17 minutos de intervalo (8.46 y 9.03) contra las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, símbolo del capitalismo norteamericano y de la vida de la ciudad. A las 9.43, un Boeing 757 en el que viajaban 64 personas se lanzó contra el Pentágono en Washington, sede del Ministerio de Defensa estadounidense. Y 30 minutos más tarde, otro Boeing 757 con 44 personas a bordo se estrelló en un campo cerca de Pittsburgh (300 km al noroeste de Washington). El presidente Bush fue informado de la tragedia cuando visitaba una escuela en Florida. "Se trata aparentemente de un atentado terrorista", declaró 45 minutos después del primer atentado. Los aeropuertos fueron cerrados en todo el país y el pánico se apoderó de Nueva York y Washington, donde por temor a que la Presidencia fuese atacada, el vicepresidente Dick Cheney fue llevado a un búnker en el subsuelo de la Casa Blanca. Mientras tanto, el país, petrificado, miraba en directo por la televisión la tragedia que tenía lugar en Nueva York. A las 10.05, la Torre sur del World Trade Center, atacada en segundo lugar, se derrumbó en una avalancha de fuego y polvo, lanzando a la muerte a cientos de empleados y socorristas. La segunda se derrumbó 23 minutos más tarde. Un total de 25.000 personas trabajaban en las torres de 110 pisos esa mañana. Las primeras estimaciones avanzaron la dramática cifra de 6.000 muertos. El balance descendió progresivamente a 2.819 tras meses de búsquedas. El sur de Manhattan se vio enterrado bajo el polvo y los escombros. Decenas de miles de personas presas del pánico, algunas heridas, intentaban huir hacia el norte de la ciudad. Los puentes y los túneles que unen Manhattan con el resto de la ciudad fueron cerrados y todo el sur de Manhattan, donde trabajan cientos de miles de personas, fue progresivamente evacuado. A 330 km de allí, la capital federal, Washington, era también presa del pánico. Los medios de comunicación informaron de un incendio cerca de la Casa Blanca y de la explosión de un auto-bomba en el Departamento de Estado, desmentida más tarde. Sin embargo, el Ministerio de Exteriores fue evacuado a media mañana, así como el Departamento de Justicia y el Banco Mundial. La evacuación se extendió después al conjunto de edificios federales, provocando gigantescos atascos en la capital. A primera hora de la tarde, Washington tomaba el aspecto surrealista de una ciudad fantasma, con los comercios cerrados y las calles vacías. El presidente Bush se embarcaba por su parte en un viaje por todo el país, desde Florida hasta una base aérea en Louisiana por motivos de seguridad. Cazas escoltaban al avión presidencial. A media tarde, la fotografía de Osama Bin Laden, jefe de la red Al Qaeda, aparecía en las pantallas de televisión y era señalado como el sospechoso de organizar los atentados. Bush regresó finalmente a la Casa Blanca. Con una expresión grave, el rostro marcado por la tragedia, el presidente se dirigió al país, afirmando su determinación de castigar a los autores de estos "atentados innobles". "No haremos ninguna diferenciación entre los terroristas que perpetraron estos actos y los que los protejan", afirmó desde el despacho oval de la Casa Blanca. Pocos minutos antes de medianoche, el alcalde Rudolph Giuliani anunciaba que dos policías habían sido extraídos de los escombros del World Trade Center, formando parte de los escasos supervivientes que fueron encontrados tras el derrumbe de las torres. Vigilias con velas se improvisaron en todos los parques. La solidaridad se organizó en torno al monstruoso escombro en que se había convertido el "Ground Zero". Nueva York, coronada por una nube de humo negro visible desde 50 km a la redonda, se preparaba para pasar la noche más dramática de su historia. (AFP)
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