Año CXXXV
 Nº 49.598
Rosario,
miércoles  11 de
septiembre de 2002
Min 7º
Máx 15º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





cartas
Ignoramos la riqueza que tenemos

Miremos el globo terráqueo, o un simple mapa escolar y observemos el potencial que encierra toda esta zona de América del sur. Indudablemente tiene en sus entrañas una riqueza incalculable de minerales y petróleo, con tierras fértiles que alimentarán al mundo en los próximos siglos y que posee extensas zonas vírgenes, inexploradas. Pero como somos ignorantes de la riqueza que albergamos y pensamos que somos pobres y no aprovechamos lo que tenemos, estamos sin poder alimentar a nuestros propios habitantes cuando todos debieran tener el derecho básico a la alimentación y a todos los consagrados en nuestra Constitución. El Estado tiene el deber ineludible de enseñarles a ser productivos y por ende a elaborar planeamientos que hagan productiva la masa ociosa. Es hora que los gobernantes se ocupen de dar trabajo a todos los que han sido despojados de este derecho. No dar trabajo significa aniquilar al hombre ya que éste debe sentir que es productivo. Hasta el rico que no trabaja se denigra porque, en última instancia, ¿cuál es su papel en la sociedad? Vivir de lo heredado, sin hacer nada, dilapidar y gastar en cosas inútiles, no lo hace un hombre cabal sino que es simplemente un inútil. Es como aquel alumno brillante que no sigue estudiando porque no tiene la fuerza de carácter para hacerlo y malogra los dones recibidos. El rico debe pensar ¿cómo formar una empresa que proporcione trabajo a los demás?, debe tener espíritu empresarial. En los colegios se debe también enseñar esas materias: ¿qué es un empresario?, ¿cómo soy útil a mi sociedad? También materias que aporten ideas para fabricar desde aviones a juguetes, o cómo se puede organizar un taller o cómo mejorar algo de la sociedad. Nos hemos quedado en el tiempo con la enseñanza; todos los grandes avances de la psicología, de la medicina, de la ingeniería, y de todas las ciencias para no dejar de nombrar alguna, tienen que estar presentes ya desde la escuela primaria porque una vez que el alumno domine la lectura y la escritura está apto para aprender algo más que los vulgares programas televisivos que consume. Considero que nos falta algo primordial: el espíritu de empresa, el deseo de luchar por un ideal. Necesita sacudirse el pueblo con su dirigencia para dedicarse al trabajo arduo de emprender la colosal tarea de levantarnos de esta inercia desgastante.
Susana Margarita Brack


Diario La Capital todos los derechos reservados