Un muchacho de 17 años denunció ayer que fue arrestado y golpeado con brutalidad por policías de la comisaría 3ª, a quienes les pidió ayuda después que un patovica lo desalojara de un boliche del centro rosarino. Los agentes acusaron además al joven de intentar robar un auto y lo tuvieron detenido casi doce horas. Matías Fernández cursa el quinto año en la Escuela Técnica 6 Nº661 y es el delegado estudiantil de su curso. En la madrugada del sábado, alrededor de la 1.30, el chico fue con un amigo, Walter, de 19 años, a la discoteca Barabajo, de San Martín y Tucumán. Estuvo allí hasta que un custodio lo hizo salir porque "algunos chicos se agarraron a las piñas", aunque el muchacho dice que fue ajeno al incidente. A unos pocos metros, según el relato de Fernández, estaba estacionado un móvil de la seccional 3ª. El joven pidió ayuda a los efectivos para ingresar nuevamente a la discoteca. La respuesta de uno de los policías fue, según su relato, destemplada. "Te creés que soy sirviente tuyo, hijo de puta", habría dicho el policía que escuchó su reclamo. Sin conocer las razones, Matías fue introducido de inmediato en la parte trasera del patrullero, donde se encontraba otro agente. A partir de este momento comenzó el calvario. Primero el policía que lo acompañaba "le apretó el pie". Y después ante la queja de Matías comenzó la golpiza: "Me agarró la cabeza y me la golpeó contra la ventanilla". Cuando el móvil llegó a la seccional 3ª, el chico supo que había sido arrestado, aunque nadie le había explicado los motivos. Primero el muchacho fue alojado en soledad en una celda y luego lo trasladaron con los demás detenidos en la seccional. Como estalló en llanto, según recordó, policías no identificados le arrojaron agua. En tanto, Walter se contactó con los padres de Matías, quienes se comunicaron con los integrantes de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y con el juez de Menores Carlos Cartelle. Apenas sus padres llegaron a la seccional 3ª se enfrentaron con dos obstáculos: primero, los policías aseguraron que el menor no iba a ser liberado y después se negaron a identificarse. Mientras esto ocurría, Cartelle llamó a la comisaría de Dorrego al 100 para interesarse por la situación. "Los policías le dijeron al juez que yo había entrado a las 6 de la mañana y que mis viejos llegaron a las diez". En realidad el chico ingresó detenido a la dependencia policial cerca de las 2.30 y los padres arribaron veinte minutos después. Mientras estuvo detenido, el menor fue examinado por un médico policial. "Me tuve que sacar la ropa delante de los otros presos para que me revise", dijo. Pero todavía faltaba un paso en la penosa odisea. En la declaración que prestó ante el sumariante de la comisaría 3ª, según Matías, no quedó registrada la agresión que soportó. En cambio, quedó asentada una causa que le abrieron por el supuesto intento de robo de un auto que estaba estacionado en la zona donde fue apresado. La acusación fue ambigua: "Primero dijeron que era una Trafic y después un Fiat rojo", comentó Matías. Cerca de las 14 del domingo, Matías recuperó la libertad y ayer a la mañana radicó una denuncia por apremios ilegales en el Juzgado de Instrucción Nº7.
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