Patricia Martino / La Capital
"El carácter de increíble del acontecimiento no fue un complemento del discurso televisivo, sino de la propia naturaleza del hecho". La investigadora Sandra Valdettaro fue contundente al explicar cómo fue el tratamiento de los medios el día de los atentados en Nueva York y Washington y caracterizó al 11 de septiembre como un "acontecimiento mediático" donde se trato de explicar lo inexplicable. Además remarcó que la espectacularidad y el carácter simbólico del acontecimiento hicieron que se vieran en "extremo" reforzadas las estrategias habituales de los medios. Sandra Valdettaro es profesora en la Escuela de Comunicación Social de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de Rosario y actualmente está realizando su tesis de doctorado sobre la mediatización discursiva de la prensa en los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos. A un día de cumplirse el primer aniversario de ese fatídico día, La Capital la consultó para realizar un análisis sobre el tema: -¿Qué mostraron los medios el 11 de septiembre? -Los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington pueden considerarse como un acontecimiento mediático. Parecen producirse principalmente para ser televisados. Considerando su cronología, es evidente que hubo una preparación, una especie de libreto o guión, ya que ocurrido el primer atentado, se lo caracterizó como accidente, pero dicha caracterización duró exactamente 18 minutos, hasta el segundo choque, a partir del cual quedó claro que se trataba de un atentado. Esos 18 minutos también garantizaron una transmisión planetaria en directo. A este carácter guionado se le agrega un componente que hace a su peculiaridad, y es que ninguna organización se atribuye su producción. Bastante tardíamente Osama Bin Laden pone su firma al acontecimiento. La espectacularidad y el carácter de "enunciación vacía" hacen que el acontecimiento discurra independientemente del trabajo de los medios. Entonces, lo que intentan los medios es dotar de sentido al acontecimiento. Se trata de dar una explicación a algo que aparece como inexplicable. -¿Los ciudadanos creyeron o creen en lo que vieron ese día? -En este punto hay que considerar las propias modalidades discursivas de la televisión. La posibilidad de transmitir imágenes simultáneas en directo a todo el mundo, impone un tipo de visualización que a mi entender rompe con la confusión entre realidad y ficción. Si bien el discurso televisivo tiende a ficcionalizar la información, principalmente a través del recurso del editado del directo, en este caso el hecho era un acontecimiento no-previsualizado que impuso un registro sumamente realista. El carácter de increíble del acontecimiento no fue un complemento del discurso televisivo, sino de la propia naturaleza del hecho. El mismo hecho era increíble, no la modalización televisiva. -¿Las imágenes se percibieron como reales? -Creo que, a nivel perceptivo, como espectadores, tuvimos la sensación de estar asistiendo al desarrollo de la historia en directo. Esa historia, infinitamente anunciada y convocada por el cine, la literatura o incluso Nostradamus, se presentaba dolorosamente real. Tiene que quedar claro, entonces, que no es la televisión la que impone el drama, sino que el propio acontecimiento es dramático. La televisión lo que hace es intensificar el drama. -¿Algún medio se diferenció del resto o todos mantuvieron la misma línea? -La televisión, liderada por la CNN, marcó el ritmo del acontecimiento e impuso una cadena planetaria y una audiencia global en tres minutos. En general, la cobertura estuvo pautada sobre dos modalidades: por un lado, la repetición infinita del choque de los aviones, que quiso funcionar como una especie de exorcismo; en segundo lugar, la construcción del enemigo. Del Pentágono hubo pocas y malas imágenes. Hubo reproches a la CNN por no mostrar imágenes de cadáveres, reproche desde mi punto de vista infundado ya que lo que hubo fue una inmensa mole de hierros retorcidos y escombros. Sin embargo, se puede decir que el material de imágenes de la prensa fue sustantivamente mejor que el de la televisión. Con respecto a la cobertura de la guerra, se produjo una especie de conflicto de liderazgo entre la CNN y Al Jazeera, la cadena de TV de noticias de 24 horas de Qatar. Al Jazeera (La Isla) se posicionó como un nuevo actor informativo desde su tratamiento del conflicto israelí-palestino, aportando otra mirada de la política norteamericana contra el terrorismo, y abriendo espacios a otras voces. Por ejemplo, Al Jazeera brindó un espacio a Bin Laden para dar a conocer sus mensajes, lo que fue considerado como un "revés" a la políticamente correcta CNN. El gobierno de EEUU acusa a Al Jazeera de no difundir su mensaje en el mundo árabe. Este es, a mi criterio, el único conflicto mediático de relevancia. -¿Existió algún tipo de censura? ¿Los medios se autocensuraron? -Es habitual en acontecimientos de este tipo que emerja una especie de "sensibilidad patriótica" en los medios. Por eso mismo los medios, y especialmente la CNN -que marcó el ritmo de la cobertura- ponen en acto estrategias defensivas que autolimitan el tratamiento intensivo del hecho. No hace falta, en estos casos, una política deliberada de censura. Como se dice habitualmente, en una situación de guerra la primera víctima es la información. Pero es necesario preguntarse por qué en cada caso. Creo que, en este caso, es porque los mismos medios se autolimitaron. -¿El gobierno de EEUU tuvo injerencia sobre qué y cómo decir lo que estaba pasando? -No hay datos de una injerencia explícita, pero por supuesto existieron tentativas por parte del gobierno estadounidense de manejar la propaganda, por ejemplo cuando Bush propone a productores de Hollywood la formación de una fuerza del espectáculo y las artes destinada a mejorar la imagen de EEUU en este conflicto, o cuando se limita la exhibición de películas violentas con contenidos terroristas. -¿La cobertura de los medios de ese día es comparable con la de otra situación extrema como lo es una guerra? Por ejemplo, la Guerra del Golfo, un caso paradigmático en EEUU. -Las imágenes de los atentados tienen algo en común con la Guerra del Golfo, y es que casi no hubo víctimas televisadas. Pero las razones por las cuales no las hubo son distintas. Además, esta cobertura, si bien presenta tratamientos similares, posee la característica de que el teatro de operaciones se encuentra en suelo norteamericano. Ello impone un tratamiento mucho más atento. Desde ese punto de vista, el guión preparado por los terroristas tuvo éxito. Impuso el tema en todo el mundo en escasos tres minutos. En cambio, la cobertura mediática de la Guerra del Golfo parecía preparada por la CNN. En este caso, al contrario, los medios no pudieron sustraerse a ejecutar un guión preparado por otros.
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