| | Asalto y carrera loca en el corazón del centro Un cerrajero fue tras un asaltante armado. Lo alcanzó, junto a un policía, en Laprida y Córdoba. Recuperó la plata
| ¿Qué puede impulsar a un hombre desarmado a perseguir a un asaltante que huye con un revólver? Rolando Arcari, 42 años, dice que no fue intrepidez, fue pura furia. "El turro la había golpeado a mi mujer y se iba con mi plata", explica con una ira parecida a la que debió sentir horas antes. La carrera del comerciante terminó a cien metros de allí cuando el ladrón se escondía en un taxi en la parada de Córdoba y Laprida. Ya se le había unido un policía que terminó por detener al delincuente, desarmarlo y quitarle los 87 pesos que llevaba y no eran suyos. Cuando a las 11.40 Arcari entró a su cerrajería de Buenos Aires 827, luego de ser llamado desde un domicilio, contempló a su esposa atrás del mostrador frente a un hombre que le apuntaba con un revólver calibre 38. "Como ella ya le había dado la plata, le pedí que se fuera y le dije a un muchacho que estaba adentro que le abriera la puerta", comentó. El asaltante obedeció pero para garantizar su escape tomó a la mujer como escudo apoyandole el caño del arma en la cabeza. "La llevó así como 20 metros", contó el cerrajero. Cuando dio la vuelta por Córdoba, en la vereda del Correo Argentino, el maleante soltó a la mujer. Ahí el comerciante se lanzó detrás de él. Un policía de la Brigada de Orden Urbano vio su carrera y se unió. "Guarda que tiene un arma", le gritó Arcari. Los dos observaron como el fugitivo se zambullía en un taxi. Llegaron ambos. El policía debió frenar al impetuoso Arcari, que se quería comer al ladrón frente a una tribuna de curiosos. Diego Guzmán, de 22 años y grueso prontuario, fue encaminado una vez más hacia la comisaría 1ª donde, según informó la policía, ya estuvo preso.
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