Año CXXXV
 Nº 49.591
Rosario,
miércoles  04 de
septiembre de 2002
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Una crítica sobre los estudios culturales

"Teorías débiles. Para una crítica de la de construcción y de los estudios culturales", de Homo Sapiens Ediciones, es un libro eminentemente polémico. No por alguna vocación especial de mi autoría -Roberto Follari- para instalarse en el campo de la discusión, sino por una exigencia de su objeto de abordaje. Se trata de las ciencias sociales latinoamericanas hoy, cuando han sufrido una influencia desde la academia estadounidense que jamás se había dado antes con tanta intensidad, a la vez que deben dar cuenta de una realidad social cada vez más dura e intrincada.
Narcotráfico, hambre, violencia urbana, desocupación masiva, son algunos de los efectos que la actual fase de expansión capitalista de raigambre neoliberal ha dejado en nuestros países, muy destacadamente en Argentina. En tiempos de situaciones de tamaña importancia y urgencia, suenan definidamente a pasatismo determinadas corrientes intelectuales que privilegian hasta lo indecible los discursos sobre la oquedad de los huecos y la bordeadura de los bordes (caso de la de construcción derrideana y sus epígonos), o aquellos que hacen la apología de la cultura del shopping y celebran veladamente al consumo como forma de práctica que habría reemplazado a la ciudadanía (García Canclini y otros autores de "cultural studies" en versión local).
Se reconoce el valor crítico que la de construcción de Derrida mostró en sus inicios, y hace una detallada disección de algunos de sus conceptos más relevantes. Muestra cómo hay cierta "acronía" en Derrida, en el sentido de que han cambiado fuertemente las condiciones históricas desde que inició su escritura (años sesentas), pero no ha cambiado sustantivamente ninguno de los acentos de su obra. De tal modo, lo que entonces era novedad es hoy bostezo, y lo que resultaba atrevido para su momento, hoy puede resultar inofensivo y convencional.
La de construcción es en último término un ataque a la noción de totalidad, la cual ciertamente está hoy muy golpeada desde la práctica del fragmento propia de la velocidad de la vida cotidiana, y de los formatos del videoclip y el zapping. Fragmentar hoy más la conciencia ya atomizada de los lectores, es no tanto ir contra el poder actual, sino reforzarlo subrepticiamente. Como Derrida no piensa directamente temas sociales es incapaz de advertir esta inversión del efecto ideológico de esta obra.
García Canclini y otros autores de estudios culturales (Martín Barbero, por ejemplo) han transitado desde el marxismo a una posición de difusa toma de partido ante los conflictos sociales actuales. Ello ha permitido una fuerte acomodación en los pliegues de la academia contemporánea, pues el discurso pretendidamente "transdisciplinario" que practican los lleva a clases de comunicología, sociología, antropología, teoría literaria, y algunas más.
R.F.



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