Una vez instalado el cáncer se modifica la energía que el cuerpo necesita. Se producen cambios metabólicos, se eleva la glucemia y disminuye el peso corporal, entre otros síntomas. Algunos alimentos mejoran la calidad de vida, ya que actúan sobre el sistema inmune. Esta circunstancia es altamente beneficiosa, sobre todo, cuando la persona está en tratamiento de quimioterapia o radioterapia. "Lo primero es considerar cómo se siente la persona y qué le pasa luego de una aplicación de sustancias químicas", dijo Mazzei. Las primeras consecuencias son las náuseas, vómitos y falta de apetito. Pueden darse secreciones de las mucosas, esofagitis, diarrea e hinchazón. Una vez finalizado el tratamiento la persona puede quedar con secuelas en el sistema digestivo que influirán en la absorción de los alimentos. Los alimentos actúan sobre las defensas y a la vez, colaboran con la reparación de los tejidos dañados, reduciendo la aparición de efectos colaterales. "Si la persona tiene una buena nutrición, consumirá el soporte energético que necesita a través de glúcidos (azúcares) y grasas. Esto llevará al organismo a utilizar las proteínas no como energía, sino para la formación de tejidos", explicó Mazzei. En otros el tratamiento provoca la pérdida del gusto. En estos casos habrá que preparar alimentos con fuerte sabor para estimular las papilas gustativas. "Para lograrlo hay que buscar combinaciones atípicas, como un licuado de frutas con el agua de los encurtidos (salame, jamón crudo), que genera una potenciación en el sabor de los alimentos", dijo. La nutricionista recomendó consumir no sólo calorías sino también proteínas para evitar el deterioro físico. Los estudios de la Sociedad Americana de Investigación del Cáncer aceptan los beneficios de las terapias alternativas, aunque aclaró que aún no cuentan con el aval de una demostración científica. Entre ellas se cuentan las dietas vegetarianas, óptimas por su alto contenido de fibras, la macrobiótica (basadas en cereales, frutas, infusiones y lentejas) y ciertos tratamientos en base a la vitamina C, o de cartílago de tiburón. Se observó que este último, por no poseer vasos sanguíneos, impide que el tumor siga creciendo. "Es un producto natural y no tóxico. Sin embargo, no está demostrado que cure el cáncer", aclaró la especialista durante la conferencia dictada en la ciudad.
| |