Una dieta rica en fibras puede prevenir el cáncer de colon. Los componentes del tomate evitan el cáncer de mama y los cítricos reducen tumores. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio efectuado por el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer que demostró las cualidades curativas de algunos alimentos. Estas conclusiones fueron presentadas en Rosario por la nutricionista María Emilia Mazzei, en sendas charlas para médicos y el público en general, organizadas por la Fundación Libertad.
Mazzei, quien integra la Fundación Cardiológica Argentina, explicó a La Capital cómo preparar una dieta adecuada para aquellos que están en tratamiento con quimioterapia. "Si bien los alimentos no son los únicos responsables del desarrollo de un tumor cancerígeno, existe una clara relación entre nutrición y cáncer", afirmó Mazzei.
Está comprobado que en los hombres obesos aumenta un 33 % la posibilidad de cáncer de recto, colon, riñón y sistema nervioso. Entretanto, en las mujeres excedidas de peso aumenta un 55% el riesgo de cáncer de mama, colon y recto, útero o riñón. "Esto demuestra cómo la mala nutrición tiene una alta incidencia en la probabilidad de padecer cáncer", confirma la especialista.
Por el contrario, una buena nutrición previene el desarrollo de la enfermedad. Entre el 30 y el 40% de los cánceres se evitarían si se adoptaran prácticas recomendables como el control de peso, la actividad física diaria y la alimentación saludable, sostiene la especialista.
Propiedades funcionales
"Tal vez esto lleve a modificar hábitos alimentarios. Y si bien siempre esto implica tiempo, se ha comprobado que si se trabaja sobre un grupo de personas en forma individual, ese cambio se logrará en aproximadamente 10 años. En cambio si se realizan campañas a nivel de la población en general, el cambio puede llevar entre 15 y 30 años", subrayó Mazzei.
"La clave es descubrir las propiedades de los alimentos, destacó Mazzei, que además de nutrientes naturales, poseen propiedades curativas que influyen en el desarrollo y crecimiento de tumores cancerígenos". Estos son conocidos como "alimentos funcionales", porque mejoran la inmunidad. Entre ellos se encuentran los fitoquímicos o fitonutrientes (licopeno del tomate); Omega3 (pescado) o los probióticos (presentes en los lácteos).
Los estudios desarrollados por el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer demostraron la fuerte influencia de las verduras y frutas en la disminución de los tumores de pulmón, recto y colon, y en forma probable, sobre el cáncer de mama. Estas virtudes preventivas se deben a la unión de la fibra, los fitoquímicos, las vitaminas y los minerales. De igual modo, aunque aún falta comprobarlo, una alimentación con alto porcentaje de grasas aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, recto y colon y próstata. Según algunas observaciones efectuadas por los científicos, el alcohol aumenta el cáncer de cabeza y cuello, de mama y débilmente el de colon y recto.
Otro de los alimentos que posee una alta capacidad preventiva es la soja. Está demostrado que poblaciones alimentadas frecuentemente con este poroto poseen menor cantidad de enfermos de cáncer de mama o útero comparadas con aquellos que no las consumen. Para que surta efecto su consumo conviene comer diariamente un cuarto de tasa de porotos, un vaso de bebida de soja o 130 gramos del queso tofu.
Prácticas saludables
Para aprender a utilizar las cualidades funcionales de las comidas, Mazzei aconsejó algunas prácticas saludables: \* Incorporar mayor cantidad de fibras en la alimentación diaria. Estas se encuentran sobre todo en frutas y verduras.
* Consumir fitonutrientes, que proceden de productos vegetales.
* Limitar el consumo de alcohol, que predispone a la obesidad y a la generación de tejidos cancerígenos.
* Ingerir los nutrientes esenciales: glúcidos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales, en las cantidades que el cuerpo necesita.
* No olvidar los antioxidantes, presentes en los cítricos entre otros.
* Junto con la alimentación, otra práctica importante que previene el cáncer, es la actividad física. Disminuye el riesgo del cáncer de colon y recto, y de mama. Además se lo vincula con la disminución de probabilidades de contraer cáncer de próstata.