Año CXXXV
 Nº 49.591
Rosario,
miércoles  04 de
septiembre de 2002
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Volver a aprender
El cerebro tiene capacidades para reaccionar frente a las lesiones. Comenzar a tiempo la rehabilitación posibilita la recuperación del accidente cerebrovascular

El accidente cerebrovascular (ACV) es una de las principales causas de discapacidad en el país. Las lesiones producidas por el episodio se pueden subsanar a través de una rehabilitación específica. "Los primeros seis meses posteriores al ACV son fundamentales para la rehabilitación. Cuanto antes comience, mejores serán los resultados de la recuperación", afirmó el doctor Carlos Ballario, presidente de la Fundación Rosarina de Neurorrehabilitación.
Gracias a la capacidad de adaptación del cerebro humano es posible recuperar las funciones dañadas. Entre otras secuelas del ACV se presentan parálisis en un brazo, dificultades en el habla o en la comprensión, en la visión o el razonamiento. "Esto se debe -explicó Ballario- a que todas las funciones se comandan desde el cerebro. El órgano necesita de la irrigación sanguínea, que es como el combustible, para funcionar", aclaró.
Cuando una arteria se tapa (esto es lo que sucede en el ACV) se suspende el riego en alguna zona del cerebro y en consecuencia deja de funcionar. "En algunas oportunidades pasa desapercibido porque es muy leve. Ni el paciente ni la familia lo descubren", comentó.

Rehabilitación integral
En la última década la ciencia avanzó en demostrar la capacidad de reacción del cerebro frente a las lesiones. Cada vez que este órgano padece un daño, tiene la capacidad de buscar nuevas funciones o circuitos neuronales que reemplazan a la perdida.
"Si sumamos a esta capacidad del cerebro una estimulación, la rehabilitación es más rápida y completa", apuntó Ballario. Estudios científicos demuestran que si se compara a un paciente que realiza actividades de rehabilitación con otra persona con lesiones similares, pero sin estimulación, se podrá observar que el primero tendrá una mejor recuperación.
"Hay que entender la rehabilitación con un sentido amplio. No se trata de que vuelva sólo a mover el brazo, sino de que elabore una pérdida, vuelva a insertarse en su familia, en la sociedad y logre independencia", aclaró el neurólogo.
Al plantearse la rehabilitación, el especialista debe primero efectuar un diagnóstico para determinar las necesidades reales del paciente, teniendo en cuenta que comienza una nueva etapa, además de evaluar cómo impacta esa discapacidad en su vida. Ante esta nueva situación, el equipo de profesionales, formado por psicólogos, neurólogos, kinesiólogos, fonoaudiólogos, fisiatras y terapistas ocupacionales acompaña al paciente para que pueda elaborar la pérdida y reubicarse en su familia, con su pareja y su entorno.
Luego del diagnóstico, el paciente comenzará un tratamiento basado en diferentes talleres. Según la necesidad intervendrán los profesionales adecuados a cada necesidad.
La Fundación Rosarina de Neurorrehabilitación cuenta con un gimnasio equipado para ejercicios físicos, una cocina para quienes necesitan volver a emprender las actividades diarias, y un baño para discapacitados donde además se instruyen sobre el aseo personal. Junto con esto funcionan los talleres de terapia ocupacional y de computación, que trabajan facilitando la reinserción en la vida cotidiana.
Una fonoaudióloga trabajará sobre el habla y el kinesiólogo sobre los trastornos de la marcha. "Perseguimos que la persona logre independencia, dentro de la limitación", aseguró Ballario.

Actitud positiva
El resultado de la recuperación depende de muchos factores. Si bien el cerebro cuenta con mayor plasticidad cuanto más joven es la persona, también en edad avanzada puede continuar aprendiendo. La hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo, los accidentes cerebrovasculares sufridos con anterioridad, las cardiopatías y arritmias son algunos de los elementos que condicionan la recuperación.
Sumado a ello, la predisposición del paciente frente a la rehabilitación es un condicionamiento clave en el éxito del tratamiento. Algunos ingresan en un cuadro depresivo, donde no se plantean ninguna chance de recuperación.
El éxito de la rehabilitación no siempre tiene que ver con la recuperación total de las funciones perdidas. Al respecto Ballario explicó que "muchas veces la satisfacción proviene de haber logrado la reinserción social. Aunque no están totalmente recuperados, salen contentos porque se sienten útiles, vuelven a trabajar y a sus actividades cotidianas. En otros casos, en cambio se recuperan más rápido físicamente, sin haber superado el trauma".



La terapia desarrolla la habilidad en la cotidianeidad. (Foto: Gustavo de los Ríos)
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