En diez días de aire ya hay un par de momentos memorables, como el de Cecilia Dopazo -una niña entre adinerada-malcriada y dañina por aburrimiento- duchándose con la ropa puesta, llevada bajo el agua, algo borracha, por el bueno de Máximo; un puñado de frases antológicas: "Donar órganos es donar vida", "siento olores que antes no sentía, me late más fuerte el corazón y tengo sensaciones raras" (Luján con su nuevo corazón); frases que buscan marcar, con música de circunstancia, el rumbo de la historia: "Me ayudaría saber de quién fue el corazón o al menos conocer a algún familiar..." (Luján), o "por qué no le pregunta a su marido (o padre, según el caso) cómo murió su primera esposa" (voz anónima y amenazante al teléfono hablando con Luján, Olivia y hasta con el propio implicado: Arturo. También se vio en estas primeras escenas que Gabriel Corrado sigue siendo un actor con escasos recursos interpretativos.
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