Año CXXXV
 Nº 49.590
Rosario,
martes  03 de
septiembre de 2002
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Sin inquietarse por el tiempo, se llevaron carísimas bebidas de Rey de Copas
Dos asaltantes tuvieron a 17 personas inmóviles en una vinería
Robaron a la clientela, pero sólo respetaron a un ex comisario que reconocieron. "A usted no, jefe", le dijeron

Durante media hora dos encapuchados mantuvieron inmóviles, tirados boca abajo en el piso de un depósito, a clientes y proveedores de una casa de vinos finos y artículos comestibles de Rioja al 1600. Mientras los 17 cautivos permanecían congelados bajo el control de uno de los asaltantes, el otro ladrón proclamaba la delicadeza de su paladar al seleccionar las bebidas más costosas para llevarse. Los dos socios también arrasaron con todo lo que había en la caja, con el dinero de la gente que ya estaba en el negocio y la que iba entrando.
Que el robo ocurriera en pleno centro, a mediodía, en un comercio colmado y que los intrusos se tomaran todo el tiempo necesario para elegir los productos son todos pormenores muy singulares. Pero el detalle más insólito fue que los delincuentes reconocieran entre los compradores a un comisario retirado y, como guardianes de una convención de otros tiempos, se cuadraran respetuosamente ante él. Fue al único al que no robaron.
"A usted no lo revisamos, jefe, quédese tranquilo", le dijo uno de los asaltantes al comisario retirado Héctor Santana, mirandolo a través del visor de su pasamontañas negro. Fue el único que no sufrió despojos.
En Tribunales, cuando miraban la denuncia, varios investigadores olfateaban algo extraño en la conducta de dos hombres que demostraron un profesionalismo extremo, nervios de acero no sólo para controlar a tanta gente sino para olvidarse del reloj, como si fueran dueños de la zona. Y encima la reacción ante el comisario jubilado. "Los ladrones no serían policías descarriados?", se preguntaban. Esas sospechas también campeaban entre la gente del negocio.
El robo en Rey de Copas ocurrió el viernes pasado a las 11.50. El primero de los ladrones tocó el hombro de Juan Carlos Mata, dueño del local, quien al darse vuelta descubrió lo que le esperaba. El cómplice del maleante fue arreando a la clientela al depósito del fondo del local. Mario, un empleado, quiso salir a la calle y disimuló mirando para otro lado. "Vení acá, no te hagás el gil", le dijo el asaltante. Casi no hubo violencia, salvo cuando a Mata le mostraron que la cosa iba en serio. "Agarraron de los pelos a un empleado y me dijeron «dame la plata porque te lo matamos»".
"Increíble el tiempo que pasaron acá. Revisaron arriba, abajo, al fondo. Para elegir, unos fenómenos: se llevaron el whisky, el champán y el brandy más caro", comentó el verborrágico Mata, un personaje muy conocido en el ámbito comercial y enófilo rosarino.
El ladrón que quedó en el salón sacó 2.400 pesos de la caja, se apoderó de la plata que tenían tres distribuidores. Su cómplice le quitaba el dinero y objetos personales a los clientes. Dicen en el comercio que el comisario Santana reconoció las armas que empuñaban los hampones: "dijo que eran Browning calibre 9 milímetros", sostuvo un empleado.
A la media hora los maleantes consideraron que el trabajo estaba hecho. Nadie los vio irse pero descuentan que tenían un vehículo de apoyo porque de otro modo, para Mata, no se explica dónde fueron colocando tal cantidad de mercadería. "Hasta me afanaron una campera para tapar un botellón de champán". Era un envase de 9 litros de la bodega Moet Chandon. Valor comercial: 1.862 pesos.



El dueño del comercio dijo que tenían armas 9 mm. (Foto: Daniel Carrizo)
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