Washington. - La red terrorista Al Qaeda ha recibido algunos golpes, pero todavía está en condiciones de atacar y su jefe, el fundamentalista islámico Osama Bin Laden, aún está desaparecido.
Las autoridades estadounidenses, lejos de bajar los brazos, subrayan que para limitar los riesgos la mejor defensa es atacar a la organización, a la que acusa de ser responsable por los atentados del 11 de setiembre contra su territorio, y a los denominados "Estados terroristas".
Aunque el presidente estadounidense George W. Bush se congratuló de que Al Qaeda perdió sus bases seguras con el derrocamiento del régimen afgano del Talibán, un número importante de sus combatientes se reagrupó en las zonas fronterizas entre Afganistán y Pakistán, y la organización podría haberse replegado en Indonesia.
La campaña de Afganistán y las capturas que produjo debilitaron a Al Qaeda, y gracias a la confiscación de una computadora personal en la campaña se impidieron tres atentados en Singapur.
Con el arresto en Pakistán de un supuesto lugarteniente de Bin Laden, Abu Zubeida, la policía federal estadounidense parece haber recolectado gran cantidad de información y documentos que permitieron acceder a nuevas pistas, y la pesquisa internacional desmanteló células terroristas en Hamburgo y Milán. Pero la administración Bush admite que la tarea de desmantelar a Al Qaeda es difícil.
Sus combatientes son difíciles de atrapar, dispersos, fundamentalistas y pacientes; pueden rearmarse incluso si sus jefes históricos desaparecen, y existe un riesgo permanente de que surjan redes que ataquen nuevamente a Occidente.
Bin Laden, paradero desconocido
Irritado, el secretario estadounidense de la Defensa, Donald Rumsfeld, reconoce que ignora completamente el paradero de Bin Laden. "No sabemos dónde está, si está vivo o muerto. Sabemos que tiene grandes dificultades de funcionamiento. Podría estar muerto. Podría estar herido de gravedad. Podría estar en Afganistán, podría estar en otra parte", señaló.
Pero, según Rumsfeld, entre seis y diez personas "pueden tomar la dirección de Al Qaeda", y entonces "nuestra tarea no es la de llevar una cacería del hombre, sino la de encontrar a los terroristas allí donde estén y ocuparnos de los países que los albergan".
Al Qaeda no tiene ni buques ni aviación que podrían ser fácilmente destruidos, destacó Rumsfeld. Es como una enfermedad en un cuerpo sano, estimó su adjunto, Paul Wolfowitz, "hay que combatir todas las fuentes infecciosas".
Por su parte, el vicepresidente estadounidense Dick Cheney habló de una nebulosa clandestina de Al Qaeda extendida a más de 60 países, y hubo arrestos de miembros o de simpatizantes de la organización desde Yemen a Filipinas.
Los expertos se muestran pesimistas. "Al Qaeda no podrá ser completamente erradicada, al menos no en un plazo razonable", consideró Steve Aftergood, de la Federación de Científicos estadounidenses, quien destacó que, para desmantelar la organización terrorista griega "17 de noviembre", se necesitaron unos 30 años.
Antes de volver a sus hogares, varios miles de musulmanes se radicalizaron tras sus pasajes por los campos en los que los muyaidines afganos se entrenaban para la resistencia guerrillera, que durante el régimen pro soviético (1979-1992) contaba con la bendición estadounidense.
"Hay terroristas islámicos radicales suicidas listos para imitar a Al Qaeda aunque Al Qaeda sea destruida? Mi respuesta es claramente sí", declaró Bill Arkin, especialista en inteligencia.
Una pesadilla de la administración es que los terroristas puedan fabricar aparatos nucleares rudimentarios. Un ciudadano estadounidense, José Padilla, fue detenido (sin ser acusado) por haber hecho investigaciones sobre una bomba "sucia" radiológica, un arma que causaría, sin duda, menos víctimas que el atentado contra el World Trade Center, pero que tendría un efecto igualmente aterrador.
Grabaciones en video recientemente difundidas por la cadena de televisión CNN mostraron una pequeña sofisticación de los medios empleados por Al Qaeda, salvo en ciertos explosivos, pero también sus técnicas de entrenamiento de infantería y de guerrilla urbana, y su determinación de atacar a Occidente.
A pesar de la lucha internacional para congelar su financiamiento, la red mantiene acceso a recursos considerables y es aún una amenaza significativa para la paz internacional y la seguridad, afirmó un informe de la ONU. (AFP)