Año CXXXV
 Nº 49.590
Rosario,
martes  03 de
septiembre de 2002
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El cultivo de alimentos orgánicos crece al ritmo que se agudiza la pobreza
Más de 4 mil rosarinos viven de las huertas
A fin de mes se habilitará una feria para vender la producción. Se sumarán dulces y artículos de panificación

Carina Bazzoni / La Capital

Las huertas orgánicas están ganando terreno. Desde que en diciembre la Municipalidad lanzó el Programa de Agricultura Urbana ya son más de cuatro mil las personas que desarrollan este tipo de emprendimiento, ya sea en forma comunitaria o como parte de la subsistencia familiar. Con estos nuevos bríos, a fin de mes se lanzará una feria municipal para que los huerteros puedan vender su producción. Y, además, se sumará la oferta de dulces artesanales y artículos de panificación.
El intendente Hermes Binner rubricó ayer un convenio de cooperación con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), mediante el cual el organismo nacional se comprometió a apoyar el trabajo del municipio. Si bien esta tarea se desarrolla en forma conjunta desde el 99, la demanda de distintos sectores de la población para incorporarse al programa nunca fue tan grande.
"Esto es paradójico porque si bien es una actividad que impulsa el trabajo y aumenta la autoestima de la gente, también es cierto que su crecimiento se debe principalmente a la profundización de las condiciones de pobreza", aseguró el director regional del Inta, Francisco Mosconi.
En la ciudad funcionan actualmente 207 huertas comunitarias que son trabajadas por grupos que suman unas 3 mil personas. Y a éstos se agregan otros 1.270 varones y mujeres que desarrollan esta actividad exclusivamente para el consumo familiar.
Para el director del Programa de Agricultura Urbana de la Municipalidad, Antonio Lattuca, la producción no sólo permite mejorar la alimentación familiar, sino que además se convierte en una alternativa de autoempleo ya que se puede canjear la producción en los clubes del trueque, ofrecerla en bolsones o, próximamente, exhibirla en una feria.
La mayoría de los emprendimientos se instalaron en terrenos municipales que estaban degradados, cubiertos de malezas y, en muchos casos, invadidos por basurales. En otros casos se utilizaron patios de escuelas o en viviendas familiares.

Próximamente a la venta
Las 207 huertas comunitarias que están en funcionamiento producen todo tipo de verduras y hortalizas. Hay zanahorias, acelga, lechuga, cebolla, cebolla de verdeo, escarola, repollo y coliflor. Y a partir de este mes, se agregarán también tomates y zapallitos.
En principio, la producción estuvo orientada básicamente al consumo familiar. Pero ya está en marcha el proyecto de implementar una feria municipal para vender la producción.
"Pensamos que podríamos abrir a fin de mes, pero aún estamos buscando el lugar adecuado para instalarla", indicó Lattuca. En sí, la idea de la Secretaría de Promoción Social de la Municipalidad es que la feria comience en algún local del microcentro, para después extender esta experiencia a cada uno de los distritos de la ciudad.
Y, a la oferta de verduras y hortalizas se sumará además la producción de dulces caseros y artículos de panificación, producidos también en forma comunitaria.
De acuerdo a cálculos de técnicos del Inta para hacer una huerta orgánica intensiva es necesario contar con una superficie de 100 metros cuadrados para una familia de cuatro a cinco miembros. Según el cultivo, la producción puede ir de los 3 a 5 kilos por metro cuadrado al año y su valor comercial estimado va de los 80 centavos a 1,20 peso por kilo.



Las actividades congregan a grandes y chicos por igual.
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