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Río revuelto, ganancia de pescadores

El río está muy revuelto, tanto que no podemos ni siquiera distinguir quiénes son los pescadores que están ganando. Cuando en las novelas policiales ocurría un crimen, el investigador centraba su atención sobre quiénes se beneficiaban con el mismo. Aquí todo parece señalar que no hay un solo habitante que se haya beneficiado, todos son perdedores; incluso aquellos que parecen no haber perdido están también sin verlo a punto de perder también. Muy triste es la situación que empeora día a día. Las ciudades se convertirán en un infierno no sólo por el calor del verano en ciernes sino porque todos sin excepción estamos mal, pero muy mal. Ni los chicos pequeños que mendigan en las calles consiguen una moneda, los he visto hurgar la basura solos, abandonados. Unicef dice que debemos dar a los niños desamparados algo para comer y que incluso un caramelo es alimento. En el país de la comida, que hayamos llegado a este colapso, no solamente monetario sino colapso de sentimientos, revela que estamos todos sin corazón, sin cerebro, totalmente congelados. El perverso entre tanto roe, roe su maldad. Pero ¿dónde está el perverso que no lo podemos encontrar? Porque todos nos dicen que están pensando, tomando medidas para salvarnos, pero la realidad es que el barco Argentina se hunde cada vez más. Me han contado que los jóvenes están arreglando sus motos y que este verano se irán a recorrer las costas del río Paraná, a vivir de la caza y la pesca, a disfrutar de la vida con muy poco dinero, ya que la naturaleza es benigna en verano y además tendrán la compañía de alguien que vaya sentado en el asiento trasero de la moto. Juventud divino tesoro.
Susana Margarita Brack