Sergio Faletto / La Capital
Ahora es el momento en el que Newell's debe demostrarle a sus hinchas que tiene la personalidad necesaria para superar el trance y seguir peleando en el lote de vanguardia. Para lo cual el plantel tendrá que apelar a su máxima reacción para formular hoy, en el primer entrenamiento, una cruda autocrítica. Porque perder un clásico es un golpe durísimo, de difícil asimilación, pero el torneo continúa y los jugadores tienen la responsabilidad de recuperar el juego perdido, el que desarrollaron frente a Independiente y el que por errores propios y virtudes ajenas no pudieron repetir el domingo pasado. La mitad del vaso vacío muestra que Newell's perdió el partido que más se desea ganar, que se quedó sin invicto y que ya no cuenta con la racha de 22 años sin caer como local ante Central. La mitad del vaso lleno devuelve la imagen de un equipo rojinegro que está a cuatro puntos del líder Central, integrando el lote de arriba y que hasta el domingo exhibió un funcionamiento que le dio buenos dividendos. La obligación de Julio Zamora y sus dirigidos es observar todo, porque de ambas partes obtendrá las señales necesarias para superar el vacío que dejó el clásico. Esta situación inesperada para los rojinegros también pondrá a prueba la capacidad motivadora del cuerpo técnico, el que tendrá que apelar a todos sus recursos para cambiar el ánimo colectivo y subsanar los gruesos yerros tácticos y técnicos que cometió el equipo el domingo en el Coloso. En este sentido el entrenador cuenta con la valiosa experiencia de jugadores que conocen muy bien la meseta que se produce luego del impacto tan contundente como caer frente al adversario de siempre, como Domizi y Passet, y no fue casualidad que ambos estuvieran junto a Zamora en la conferencia de prensa posterior al partido. Toda una demostración de unidad y fortaleza en el instante más incómodo, lo que hace prever que la cicatrización será rápida. La tarea de recuperación será ardua. Porque Central no ejecuta un planteo tan diferente a Independiente, sin embargo Newell's no pudo repetir el inteligente juego que ejecutó en Avellaneda. Sólo lo logró en los primeros minutos, pero después no supo contrarrestar los movimientos alternativos que realizaron los canallas. Fundamentalmente en la zona de volantes, en la que Ponzio fue desbordado y obligado a retroceder en demasía. Desplazamiento que le hizo perder el orden a la última línea, la que incomprensiblemente dejó en soledad a Figueroa en el primer gol. Lo que continúa sin solución es la falta de contundencia de Newell's, porque ante Central reiteró los errores en la zona de definición, y si bien en este caso particular no originó varias situaciones, las que tuvo no fueron capitalizadas por los delanteros. Los rojinegros inician hoy la cuenta regresiva para retomar el camino de los resultados favorables y de una actuación acorde a sus posibilidades. Todo depende de ellos mismos. Dispone de cinco días para lograrlo. Cuando el domingo concluya el compromiso con Nueva Chicago se conocerá la respuesta. Y ahí sí se sabrá si Newell's pudo superar el efecto clásico.
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