Brillante idea, la de nuestros amigos de invitarnos a conocer la provincia de La Rioja en vacaciones de invierno. Su ciudad capital parece estar más distendida y sus habitantes sin ninguna prisa. El sábado por la noche los riojanos disfrutaban de un recital del famoso cuartetero Mona Jimenez. Su juventud festejaba en las calles el Día del Amigo y los artesanos desplegaban todas sus habilidades en la plaza central. Pero mi curiosidad mayor era conocer aquel pueblo tan nombrado en los medios de comunicación, acaso por la política, o por la actualidad del país, no importaba demasiado el motivo. Y ahí estábamos, parados a la vera de la ruta 75, mirando a la distancia un puñado de casitas humildes y pintorescas, que nada hacían predecir la mejestuosidad de sus construcciones principales. Anillaco: un acceso cómodo, un paisaje encantador y un día soleadísimo. De pronto, ante nosotros, un lugar paradisíaco: La Rosadita. En ese instante y observando el panorama imaginé a duendes revoloteando por doquier, mezclándose en mi mente la imagen de Zulemita y el recuerdo de Carlitos Jr. que tantas veces habrán recorrido y disfrutado del lugar. Y más duendecitos sobrevolando esa solitaria pista, en busca de no sé qué aventuras... Además me impactó Chilecito, con sus montañas ricas en oro, plata y cobre, y esa infraestructura centenaria que sobrevive en el tiempo, al punto de estar en perfectas condiciones de funcionar: el montaje del cablecarril que conduce a la mina "La Mexicana". ¿Podrá algún día ponerse en marcha nuevamente? Broche de oro fue conocer el Parque Nacional Cañón de Talampaya, declarado patrimonio de la humanidad, con sus huellas rupestres y esas formas majestuosas de sus muros de piedra erosionados. Patricia Romagnoli
| La Rosadita es la casa más famosa de la localidad. | | Ampliar Foto | | |
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