Si es leproso seguro habrá enloquecido con la "Bendita zurda de Zanabria". Y ni hablar si estuvo en la cancha de Central aquel domingo 2 de junio de 1974, cuando Marito estampó el 2 a 2 en el clásico más festejado por Newell's, el que le dio su primer título de campeón en los torneos oficiales de la AFA.
El clásico fue suspendido cuando restaban 2 minutos, tituló La Capital a lo ancho de la página y en el segundo titular aclaraba que La igualdad implicaba la consagración de Newell's , a la vez que ilustró con las fotografías de la pelota impulsada por la zurda de Mario Nicasio Zanabria ingresando al arco mientras Carlos Biasutto la miraba al volar, y la del gol de Aimar en la que el balón se acerca a la línea de sentencia con el uruguayo Alberto Carrasco ya vencido.
Cuando el cabezazo de Capurro superó la salida de Biasutto y acortó el marcador dos a uno favorable a Rosario Central, todo cuanto había ocurrido hasta ese momento como característica del match se desdibujó, fue la primera frase del comentarista Carlos Allende.
Un partido diferente
El gol obtenido por Rosario Central sobre la finalización de la primera etapa mediante un penal excelentemente tirado por Arias le otorgaba al partido otro cariz. Le imponía la obligación de atacar a quien aspiraba a ser campeón y que hasta entonces sólo había observado una posición conservadora, no exenta, empero, de aspiraciones.
Y ni hablar cuando Aimar tocó el centro de González para fijar el dos a cero, claro porque la diferencia hizo imaginar que la suerte de Newell's Old Boys estaba echada".
Pero no fue así, porque el equipo rojinegro reencontró el ritmo observado al final del primer tiempo y tuvo a su favor, quizás, la cuota de suerte que necesita todo equipo en empresas importantes. Claro que el gol del descuento marcado por Armando Rafael Capurro trajo aparejado el efecto sicológico que cambió el curso del encuentro.
El comentario de entonces le dio lugar a los pormenores de cómo se había jugado hasta ese momento. Siendo más codicioso y peligroso el dueño de casa pero sus delanteros encontraban siempre una defensa armoniosamente ordenada, con la que permanentemente colaboraba Picerni, mientras que por el otro sector Rocha, en una tarea incansable, bajaba para neutralizar las proyecciones de González y a la vez otorgarle otra salida a las maniobras de Zanabria.
La narración de lo que fue aquel clásico decisivo siguió con lo sucedido en los primeros veinticinco minutos de la parte final hasta que llegó el gol de Capurro y allí cambió el curso de la lucha.
Central se replegó para mantener la diferencia y entregó a Newell's un sector del terreno que rápidamente capitalizó, estableciendo un asedio sin peligro para Biasutto, bien que nada pudo hacer sobre los 36 minutos para impedir que el espléndido remate de Zanabria decretase la igualdad, explicaba Allende en sus líneas de comentario.
Y ahí terminó todo fue la sentencia periodística. Es que en los minutos finales se desarrollaron dentro de un esquema conservador por parte de Newell's e indeciso en lo que respecta a Rosario Central, cuyos hombres no parecían entonces contar con las energías suficientes para quebrar el marcador.
Y así, los minutos fueron pasando en medio de interrupciones por el ingreso de espectadores, hasta que Dellacasa optó por suspender el partido cuando restaban cumplirse dos de los seis minutos que había adicionado.
El delirio rojinegro
Es que los hinchas leprosos querían festejar el título de campeón del torneo Metropolitano de 1974 que les daba la igualdad en dos tantos.
El mismo que ilustró la fotografía del estadio auriazul copado por los simpatizantes leprosos y el título del material que hablaba de ello: La parcialidad rojinegra se entregó a un cálido festejo. Ese que se trasladó hasta el Parque Independencia, donde los jugadores rojinegros quisieron dar la vuelta olímpica pero no pudieron porque los hinchas coparon el campo de juego para llevarlos en andas y así festejar la gran conquista. La primera en la historia de los viejos muchachos de Newell.
Síntesis
R. Central 2: Biasutto; J. González, Arias, Cornero y Burgos; C. Aimar, E. Solari y Zavagno; Bóveda, Cabral y Carril. DT: C. Griguol.
Newell's 2: Carrasco; Rebottaro, Pavoni, Capurro y Barreiro; Picerni, Berta y Zanabria; Santamaría, Obberti (Ribeca) y Rocha (Magán). DT: J. Montes.
Cancha: R. Central.
Arbitro: Humberto Dellacasa.
Goles: 45' Arias, de penal (RC), 69' Aimar (RC), 71' Capurro (NOB) y 81' Zanabria (NOB).
Suspendido cuando restaban jugarse dos de los seis minutos adicionales.
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