Año CXXXV
 Nº 49.588
Rosario,
domingo  01 de
septiembre de 2002
Min 3º
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Gauna, el tata de los goles canallas

Con la humildad de los grandes jugadores, el Tata Gauna vive en la tranquilidad de su casa en San Lorenzo sin hacer alardes. Y eso que tiene motivos. Porque si lo quisiera podría tirarle sus números a cualquiera para demostrar su valía, sobre todo en los clásicos. Y en especial en el estadio del parque Independencia. Ahí se recibió de ídolo canalla el 26 de abril de 1953, cuando Rosario Central gozó con un 3 a 1 con las tres conquistas del Tata.
Pero no fueron las únicas: el 12 de octubre del 52 también convirtió uno de los dos goles del triunfo auriazul cuando tiró "un centro pasado y por el fuerte viento que había se metió en el ángulo sin que pudiera hacer nada Musimessi". Y aquel otro hace poco más de 48 años, el 15 de agosto de 1954, pero no tan recordado porque no sirvió para evitar el 3 a 2 leproso.
Sí, 5 goles en los clásicos en apenas tres partidos. Sólo debajo de los 9 de Bauza, los 7 de Kempes y los 6 de Poy. Pero no sólo ese halago, sino que fue el primer centralista en marcar 3 goles en un clásico, algo que luego repitieron solamente el Matador Kempes y David Bisconti.
"Sin dudas que el más lindo fue el primero de los tres del 53, de chilena y detrás de la raya 18 en el arco que da al Palomar. Venían agarrándome Peloso y Kasparian y cuando picó la pelota me tiré. Enseguida sentí el grito de la hinchada y ahí me di cuenta del gol. Siempre tiraba chilenas, me salían bien. Pero igual todos los goles en los clásicos son para recordar. El segundo fue una pelota que me dejó Apiciafuocco y el tercero de comba desde afuera del área que el arquero Parejo no pudo atajar", recordó con una sonrisa.
Claro que su actuación no quedó ahí. A la salida del vestuario "me llevaron en andas por avenida Pellegrini. Me sacaron el saco, la camisa, el pantalón ..., pero después me los devolvieron".
Pero la sinceridad es una distinción del Tata y por eso no se achica y cuenta que también pasó por una situación diametralmente opuesta justo un día antes de cumplirse un año del gran día. Y así lo contó: "Era en nuestra cancha, ganábamos 1 a 0 con gol de Massei y teníamos un penal a favor. En los partidos anteriores otros compañeros habían errado varios y Fogel me dijo que lo pateara. Me lo atajó Castro, que se había adelantado como tres metros y la pelota le dio en la rodilla. Encima enseguida nos empató Ramaciotti. Los hinchas me querían matar".
¿Tanto? ¿No recordaban aquellos tres goles de doce meses antes? "Me tuve que quedar en el vestuario hasta las once y media de la noche con Botazzi. Recién ahí pude salir", disparó con otra sonrisa este goleador canalla que hasta tiene una filial con su nombre en la localidad de San Lorenzo.
Su ciudad. En la que nació el 23 de abril de 1927, ahí cerquita del Campo de la Gloria. Uno de los seis hermanos Gauna. El único que no estudió para dedicarse al fútbol "pese a que nadie de la familia me apoyaba". Donde hoy con sus 75 jóvenes años cuida todas las tardes de su nieto Jure, de dos años, y también de Mila, la nieta más grande, y en compañía de Socorro Miranda. La que lo acompaña desde hace 43 años y con la que le dio vida a sus hijas Analía y Jorgelina.
Pero no todo fue fútbol en la vida de Antonio Gauna, el mecánico de primera categoría. El oficial soldador que le dedicó 41 años de su vida a la desaparecida fábrica Electroclor, muchos de ellos a la par del fútbol. Ese juego que tanto amaba pero del que prefirió alejarse tras su carrera en "Central hasta 1955, el O'Higgins de Chile (57/58) -una ciudad hermosa a la que nunca pude volver-, un par de meses en Rampla Juniors de Uruguay, otros cuatro en Colón donde no cobré ni un peso y Sport Club de Cañada de Gómez".
"Y nunca más volví a tocar una pelota. Ni en los potreros", confía el Tata, quien ahora es un gran maestro "jugando a las bochas en Red Star".
Del fútbol de hoy rescata poco, claro, "corren mucho y juegan poco. Y no lo digo por criticar. Igual veo algunos partidos por TV y lógicamente siempre quiero que gane Central. ¿El clásico? Y, siempre le tirábamos la camiseta y se asustaban...".



El Tata Gauna hoy, con su nieto Jure y la azul y amarilla. (Foto: Néstor Juncos)
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