Si los hinchas canallas se pueden jactar de un festejo sin dudas es el de la ya famosa "Palomita de Poy". El "Vuelo del Aldo", aquella conquista futbolística que aún late en los corazones de los simpatizantes auriazules. Un gol que ya cumplió 30 años.
Desde las 18 del domingo 19 de diciembre de 1971, en el estadio Monumental, cuando en la semifinal del Nacional Aldo Pedro Poy conectó de palomita el centro del Negro Jorge José González, a los diez minutos del segundo tiempo comenzó a vivirse esta grata historia centralista.
Rosario Central derrotó a su tradicional adversario y es finalista del campeonato, título en mayúsculas y a lo largo de las 8 columnas de las páginas tamaño sábana de La Capital de entonces.
Justo éxito, supliendo técnica por alto fervor, reflejó el periodista Francisco Lorenzo con un segundo título su comentario de las sensaciones de un clásico decisivo.
Tal como era el estilo periodístico de hace 30 años, fue desgranando las acciones en su análisis más fino, ya que también existía la crónica jugada por jugada a lo largo de los noventa minutos.
Llegó prácticamente la consagración para Rosario Central al salir airoso en la semifinal del Campeonato Nacional, sentenció en el arranque de su comentario.
Esta vez, quebrando una casi tradicional medianía, el espectáculo alcanzó ribetes que sólo Rosario Central y Newell's pueden dar. Y no fueron precisamente los que podrían responder a un juego de alta calidad por parte de ambos conjuntos, sino todos aquellos derivados de situaciones que dieron amplio margen para la emoción y que configuraron una lucha por momentos ardorosa y plena de vibración y vivacidad y un final realmente dramático, que hizo que los aficionados presenciaran de pie los últimos minutos del match, narró como síntesis de su opinión futbolística quien por entonces fuera el jefe de la sección Deportes.
Central, superior
Y el estilo periodístico de los comienzos de los años 70 marcaba pautas claras para explicar las alternativas del juego. Esas que, en este caso, llevaban a contar que en la primera etapa Central se enseñoreó superior en cualquier aspecto, al punto que resumió sus virtudes a un incansable trajinar para cubrir todo el terreno, si hasta sudor y pierna también se hicieron sentir en el mediocampo. Así, el equipo auriazul se dedicó a trabajar, a exponer laboriosos corredores y luchadores que lo hicieron todo con orden, con violencia algunas veces pero sin atoramiento.
Lo hecho por el equipo del parque Independencia también se vio reflejado en el extenso comentario de esa primera mitad en la explicación de que tapados sus hombres claves, no tuvo salida y entonces se vio ahogado, no pudiendo efectuar su fútbol atildado, de pelota bien trasladada, que lo llevó a ser considerado como el mejor del certamen. Pero el 0 a 0 no reflejaba con justicia lo hecho por uno y otro equipo.
Quizá por ello, en la segunda etapa a los 10 minutos se produjo la excelente palomita de Aldo Pedro Poy que puso el 1 a 0. Entonces sí, Newell's sintió el impacto y sacudido por vergüenza deportiva volcó un afán arrollador. Y así rondó constantemente el peligro sobre el área auriazul y Menutti pasó a constituirse en el mejor valor de su equipo. Sus brillantes intervenciones ahogaron en más de una oportunidad el grito de gol \Y como sentencia surgió una frase ajustada a la realidad: Lo cierto y real es que Rosario Central no perdonó como el fútbol no perdona a quien no llega a su momento más importante, el gol.
Síntesis
R. Central 1: Menutti; J. González (D. Killer), Pascuttini, Fanesi y M. Killer; Aimar, Landucci y Colman; Bóveda (Bustos), Poy y Gramajo. DT: A. Labruna.
Newell's 0: Fenoy; De Rienzo, Jara, Solórzano y Garrido; J.C. Montes, Silva y Zanabria; Santamaría, Obberti (H. Martínez) y Mendoza. DT: P. Dellacha.
Cancha: River.
Arbitro: Arturo Ithurralde.
Gol: 55' Poy.
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La Ciudad
