La marcha de ocho kilómetros, que el presidente sudafricano Thabo Mbeki dijo que simbolizaba el "apartheid global" entre los ricos y los pobres, comenzó en el barrio marginal de Alexandra. "!Hola Sandton. Es una lástima que estés entre barricadas, evitando que nos permitas mostrarte el mundo real!", gritó Virginia Setshedi, una de las organizadoras de la manifestación frente al centro de convenciones donde se lleva a cabo la reunión.Custodiados por la policía, con vehículos y helicópteros especiales, alambre de púas y barricadas de concreto, delegados de casi 200 países mantenían conversaciones dentro del edificio para tratar de acordar un ambicioso plan para alcanzar esos objetivos. Afuera, los manifestantes portaban pancartas y vestían camisetas con mensajes como "Globalicen la Intifada" o "Detengan el genocidio del sida de Thabo Mbeki". Mientras la ciudad era centro de las manifestaciones, exhaustos negociadores seguían analizando un plan para impulsar el desarrollo de las naciones pobres a la vez que se preserve el planeta. Los delegados tratan de reconciliar las demandas de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) sobre la ayuda a los países en desarrollo y los reclamos de estos sobre el proteccionismo a la agricultura en las naciones desarrolladas.
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