El enigma que rodea al caso de Hugo Sebastián Curti, el chico de 18 años que quedó ciego la madrugada del sábado cuando la ventanilla de la camioneta estalló en pedazos, comienza a develarse. Ayer una fuente de la investigación indicó que el muchacho resultó herido en forma accidental: el amigo que lo acompañaba en el utilitario manipulaba un revólver y salió disparado un balazo que impactó en los vidrios. Pero en los ojos de Hugo no ingresaron astillas sino esquirlas que se desprendieron del proyectil.
Esta es la conclusión a la que arribaron los investigadores de la seccional 6ª luego de recibir el testimonio de Gabriel, el chico de 17 años que estaba con Hugo en el momento del suceso, y el informe del director de residentes de oftalmología del Hospital Centenario, Guillermo Martelotto. El médico les dijo a los pesquisas que en los ojos de Curti se encontraron tres o cuatro filamentos que asemejan plomo carbonizado.
La fuente consultada por La Capital contó que los cinco chicos que el viernes a la noche habían ido a bailar con Hugo a la discoteca Faraón decidieron "quebrar el pacto de silencio" que se habían impuesto acerca de lo que había ocurrido. Aunque ese día Hugo y Gabriel no habían entrado al boliche porque no tenían dinero para la entrada.
Por jugar
El muchacho herido había llevado un revólver calibre 32 y con esa arma Gabriel y Hugo se "pusieron a jugar" cuando ya estaban en la Trafic. Después de que los dos adolescentes "la cargaran y descargaran varias veces", Gabriel tomó el revólver y lo pulsó en forma accidental. Entonces, un balazo salió disparado y estalló en la ventanilla.
A los pocos segundos, los ojos de Hugo se ensangrentaron y su amigo se asustó. Gabriel sólo atinó a volver a la discoteca para pedir ayuda a sus amigos. Entonces todos subieron a la camioneta y llevaron a Hugo al Hospital Centenario.
Luego fueron hasta avenida Belgrano, y allí frente al Monumento a la Bandera, Gabriel arrojó el revólver al río Paraná. Después, con el dueño del vehículo, Fabián Casella, uno de los amigos que estuvo en el boliche, guardaron el rodado en un galpón.
En un primer momento, los investigadores habían especulado con la posibilidad de que alguien había destrozado con una piedra la ventanilla y que astillas de los vidrios habían lastimado los ojos de Hugo. Ahora esta teoría parece desvanecerse. La hipótesis más firme que manejaban los pesquisas es que esquirlas que se desprendieron del proyectil tras ser disparado ingresaron en los ojos del chico.
"Cuando la bala sale del cañón de un arma arrastra distintos sedimentos. Como el chico estaba muy cerca del revólver, varias esquirlas penetraron en los ojos", explicó el vocero consultado.
Hasta ayer, esta era la versión del suceso que sostenía la policía, aunque un mensaje escrito podría introducirle otro cariz a la investigación. El martes a la noche, un esquela llegó a la casa de la abuela de Hugo. El anónimo apuntaba a un barrabrava de Rosario Central como el hombre que habría atacado a Curti, aunque no precisaba detalles acerca de cómo había ocurrido el hecho. Sólo indicaba el nombre de Tito Bustos, también conocido como el Chaperito.
Sin embargo, para los investigadores el caso no estaría conectado con la interna de los barras del equipo canalla. Sólo podrían vincularlo dos elementos que hasta ahora no parecen contundentes. Juan Carlos Bustos, el padre de Tito, vive cerca de la casa de Curti y el chico es "hincha" de la institución auriazul.
Curti todavía no pudo declarar. Ayer fue trasladado a un hospital de Capital Federal para una mejor atención porque los médicos alientan la esperanza de que recupere la visión en un ojo.