La Sociedad Argentina de Glaucoma (SAG), creada recientemente para profundizar en el conocimiento de esta patología, señaló la necesidad de concurrir al menos una vez al año al oftalmólogo para prevenir la aparición de glaucoma. El doctor Daniel Grijera, presidente de la entidad, advirtió que dado que la enfermedad no da síntomas, "el paciente suele consultar cuando ya es tarde".
El glaucoma es una enfermedad ocular responsable de 1 de cada 5 cegueras en el mundo, y la segunda causa de pérdida de la visión. La forma de prevenirla es realizando una medición de la presión intraocular.
Los objetivos de la Sociedad Argentina de Glaucoma, que comenzó a funcionar en diciembre del año pasado son, principalmente, profundizar el conocimiento sobre la enfermedad, promover la docencia en el ámbito médico e impulsar campañas de detección. La entidad colaborará con los programas de concientización de la Sociedad Argentina de Oftalmología y del Consejo Argentino de la especialidad, y realizará cursos de actualización dirigidos a médicos de todo el país.
El comité directivo está integrado por los doctores Daniel Grijera, Javier Casiraghi, Ignacio Negri Aranguren, Fabián Lerner y Jorge Lynch, entre otros.
Sin síntomas
Aproximadamente entre el 2 y el 4% de la población general sufre de glaucoma. En Argentina, se estima que hay 1 millón de afectados. Por lo general se presenta a partir de los 40 años, de forma asintomática, y si no se trata a tiempo puede producir discapacidad visual, llegando incluso a la ceguera.
La afección consiste en un aumento de la presión intraocular que altera la irrigación sanguínea del órgano y daña al nervio óptico, encargado de transportar las imágenes del ojo al cerebro. Dentro del ojo circula un líquido que nutre sus estructuras internas y contribuye a mantener su forma, denominado humor acuoso, que posee un sistema de producción y otro de evacuación. Ambos se encuentran en permanente equilibrio, manteniendo constante la presión intraocular en el ojo sano.
Cuando, debido a alguna falla en el equilibrio de estos sistemas, ingresa más líquido al ojo del que puede salir, sube la presión intraocular y comienza a dañarse el nervio óptico. El glaucoma puede avanzar durante 10 o 15 años sin síntomas, dañando progresivamente la visión. Si el nervio se destruye por completo, se produce la ceguera.
Entre los factores predisponentes se incluyen la herencia (antecedentes de familiares directos con glaucoma), diabetes, hipertensión arterial, miopía, y no haber consultado al oftalmólogo en los últimos 5 años.
Hasta el momento, no se conoce una cura, ni puede recuperarse la pérdida de visión. Sin embargo, existen tratamientos para evitar que continúe avanzando.
"Esta enfermedad es muy compleja y de difícil manejo. Se puede tratar por vía farmacológica con gotas hipotensoras oculares. En algunos casos se recurre a la vía quirúrgica y al láser. Pero lo principal es comenzar el tratamiento en forma temprana, ya que aunque las lesiones son irreversibles, la terapia detiene su avance", remarcó el presidente de la sociedad.
La Ciudad
