Las palabras más relevantes en la jornada de ayer del juicio oral y público por el copamiento y tentativa de robo al Banco Nación de Villa Ramallo fueron las dichas por Eduardo Raúl Martínez, un policía retirado que estuvo al frente de la Dirección General de Prevención de Delitos de esa provincia y que volvió a poner en duda los métodos investigativos que llevaron a reconstruir a los miembros de la banda que hoy se juzga.
Poco después de los hechos, Martínez fue designado por el ex ministro de Seguridad bonaerense Carlos Soria para mediar entre la policía y Prefectura Naval, una vez que la primera fuerza fuera separada de la pesquisa. El ex policía sostuvo que entre sus misiones estaba la de suministrar información sobre los hombres de la fuerza sindicados como sospechosos, entre ellos al ahora imputado Aldo Cabral.
Al respecto, Martínez aclaró al tribunal que la información que pudo recopilar y aportar a los investigadores de Prefectura era "callejera" y que "no era chequeada ni valorada" debido a que "no tenía facultades para ello". A pesar de ello, el tribunal le exhibió varios informes con su rúbrica que incluían fotos de las casas de los imputados, e incluso le remarcó la existencia de algunos puntos redactados con tono de conclusiones. "Nunca trabajé de ese modo, sin chequear la información", dijo el ex policía que cerró su alocución afirmando que no había "encontrado sentido a su tarea".
También en el marco de la pesquisa posterior a la masacre, declaró el oficial inspector de Prefectura José María De Barceci, quien fue subjefe de la comisión investigadora que actuó bajo las órdenes del juez Carlos Villafuerte Ruzo. "Participé en pericias telefónicas en las que se utilizó un celular marca Siemens que portaba Martínez (único sobreviviente de los delincuentes que coparon el banco) de donde obtuvimos la información" que los acercó a los otros imputados, ya que allí surgieron los números telefónicos de Angélica Vilches, el cabo Aldo Cabral y Norberto Céspedes, además del de una joven que era novia o amiga del imputado Martínez y que era hija de un oficial bonaerense.
Entre los demás testigos, estuvieron presentes varias personas que presenciaron los allanamientos a la vivienda que compartían los imputados Mónica Saldaña y Raúl Mendoza. Uno de ellos, el changarín Aldo Ciampichini expresó que antes de la detención de Mendoza (de la cual fue testigo) le mostraron una foto del imputado y que no logró reconocerlo al momento del procedimiento porque "estaba desaliñado y con la barba crecida".
La existencia de esa foto alimentó dudas en el tribunal ya que la semana pasada, el jefe de Inteligencia de Prefectura (Guillermo Rodríguez) había manifestado que cuando se allanó la vivienda de la pareja Mendoza-Saldaña, al dueño de casa no se lo dejó ingresar y se le tomaron fotos junto a todos los curiosos que merodeaban el lugar. Ese retrato fue el que le exhibieron a Ciampichini.
La mamá de los Saldaña
Entre los otros testigos que desfilaron ayer estuvo Herminia Gómez, madre de Mónica y Martín Saldaña. La mujer, incómoda por el lugar que le tocó ocupar en esta historia, dijo que conocía también a Carlos Sebastián Martínez (otro de los imputados) por ser amigo de su hijo y a Angélica Beatriz Vilches, con quien "a veces compartíamos algunos mates". Asimismo, dijo desconocer lo que hacían su hija y su yerno y relató que el día de la toma del banco se fueron temprano con "las dos hijas de Mónica".
"Yo me enteré de lo que pasaba cuando escuché por la tele que Cristian (su hijo) hablaba con un periodista" dijo doña Herminia, quien volvió a ver a su hija y a Mendoza en horas de la noche. "Al otro día supe que mi hijo había sido detenido y después que se había ahorcado, pero no hice ninguna gestión por él".
La Ciudad
