| | Vigilia de los obreros por Cristalería
| Los ex empleados de la Cristalería de Cuyo (Baigorria 2657) decidieron levantar una carpa de protesta frente a la fábrica, actualmente cerrada, para pedir que se reabra y también se retome a los casi 300 trabajadores que hoy están en la calle. La empresa presentó la quiebra hace poco menos de un año, adeudando casi siete meses de salarios y tickets canasta, y tampoco abonó las indemnizaciones correspondientes. Una delegación de los ex obreros junto a su representante legal, Guillermo Marconi, viajaron ayer a Mendoza, donde se tramita el proceso judicial, para conversar con el magistrado actuante ya que se dictaminó la posibilidad de que la planta se alquile para comenzar a producir vidrio nuevamente. A principios de julio la Justicia mendocina autorizó a la empresa Apoderados del Valle a comprar en remate las instalaciones por algo más de 500 mil dólares. En ese momento el responsable de la firma, Hugo Ballester, indicó incluso que la operatoria ya se había señado con un 23 por ciento. En ese marco, los futuros empresarios habían prometido que retomarían a los casi 300 trabajadores que quedaban en la producción en los últimos años. Se estima que con un plantel de ese tipo la planta podría ponerse a producir en unos 15 días. Al respecto, Ballester dijo ayer a La Capital que en los próximos días tendrá un panorama más claro sobre los pasos a seguir. "Mi prioridad es que la gente empiece a trabajar en los inmediato", dijo el empresario. La idea de los ex operarios es acompañar las gestiones que se realizan en Mendoza y está previsto que hoy a las 16, en asamblea, se informen las novedades Miguel Angel Amarilla tiene 55 años y es tornero desde hace 40. Desde que Cristalería cerró nunca más consiguió empleo. "Lo único que queremos es que se abran las puertas y poder seguir trabajando", afirma el hombre. Con sus compañeros, el operario permanecerá en vigilia esperando "buenas nuevas". De modo similar se explaya Miguel Consiglio (50), quien tampoco pudo conseguir otro empleo. "La mayoría estamos en la calle, apenas algunos consiguieron unas changas pero casi todos quedamos fuera del sistema", lamenta. Así las cosas, la planta permanece cerrada, aunque la estructura está bien mantenida y en condiciones de comenzar a trabajar. Los nuevos inversores tienen en mente producir diez millones de botellas de vidrio por mes para grandes marcas de gaseosas y de vinos.
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