Año CXXXV
 Nº 49.583
Rosario,
martes  27 de
agosto de 2002
Min 11º
Máx 25º
 
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La banda de Andrés Ciro hizo delirar a 9.000 fans
Los Piojos, la última epidemia rockera
El grupo de El Palomar demostró que hoy se encuentran en la cúspide de la música joven argentina

En un tiempo en que Los Redondos se encuentran ausentes sin aviso bajo un silencio autoimpuesto y La Renga parece haber tomado un año de pocas actuaciones, Los Piojos siguen dándose los mejores gustos: llenaron cuatro Luna Parks y el sábado último llegaron a Rosario y tocaron en el estadio cubierto de Newell's Old Boys ante más de 9 mil enfervorizados jóvenes. Encima, el recital tuvo su ribete solidario, lo que no es poco en estos difíciles momentos que corren en el país. Entonces, el gusto que se dieron Andrés, Mickie, Tavo, Piti y Roger fue mayor. Así, Los Piojos son hoy por hoy la banda más popular de la Argentina, y mientras la crisis avanza, su hinchada se multiplica.
Con una hora de retraso, el show bajo el techo leproso se largó a las diez de la noche con "Chactuchac", tema del primer disco piojoso, y continuó con otros clásicos que hicieron delirar a los fans: "Cancheros", "Y quemás" y, de su último álbum, "María José". Con un sonido ciento por ciento rockero, con las guitarras distorsivas de Daniel "Piti" Fernández y Gustavo Kupinski, y la voz peculiar de Andrés Ciro, la ceremonia mezcló pasión religiosa, fervor futbolero (la explosiva "Maradó", que tomó otra dimensión a través de dos pantallas gigantes al costado del escenario, con una imagen de un par de botines de fútbol colgando), lealtad y amor incondicional entre los fans y la banda. Un recital de pura química rockera, más la cadencia del blues y algo lejos de los aires de candombe y murga que alguna vez rodeó al sonido de la banda, a pesar de "Murguita", "Vine hasta aquí" y "El balneario de los doctores crotos", que tocaron sobre el final del recital.
Ciro, cada vez más afirmado en su perfil de rock star, cantó bien aunque su voz, sobre todo al comienzo, tuvo que lidiar (junto a los sonidistas) con la difícil tarea de tomarle la mano a la acústica del estadio cubierto. El público, bajo un agobiante calor (hubo algunos desmayos), acompañó la voz de Ciro en varias canciones, sobre todo en "Maradó", cuando el estadio estalló al grito de "Diego, Diego, Diego". El cantante y líder de la banda no sólo se destaca en los temas explosivos, sino que también le agregó una cuota de gran dulzura a la balada "Tan solo", otro de los momentos picos del recital.
A la hora de show se abrieron las puertas del estadio y la fiesta "piojosa" continuó con "Taxiboy" y la cadenciosa "El farolito", además de una personalísima versión de aquel himno de Sumo, "La rubia tarada". La tradicional lectura de todas las banderas -muchas de Buenos Aires- que flameaban en el estadio por parte de los integrantes de la banda, preanunció el final de la celebración, que llegó después de la medianoche con el último tema, "Olvídate (ya ves)".
Los Piojos dejaron Rosario y quedó la sensación de ser la banda que hoy se encuentra en la cúspide del cielo rockero argentino, al menos hasta que Los Redondos despierten del sueño en que están inmersos y La Renga regrese a los escenarios.



La química con el público, uno de los pilares del show.
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